El
Frankfurter Allgemeine Zeitung, su periódico favorito a la hora de escribir artículos o dar exclusivas, publica hoy viernes
su obituario en primera plana.
Elisabeth Noelle-Neumann, socióloga berlinesa famosa entre los estudiosos de la comunicación por su
teoría de la espiral de silencio, fallecía el jueves, 25 de marzo de 2010, a los 93 años en la ciudad balneario de
Allensbach, sede del famoso
Institut für Demoskopie que fundó en 1947 junto a su primer marido, el político y periodista Enrich Neumann.
Asesora de referencia de los cancilleres demócrata-cristianos --desde Konrad Adenauer hasta la propia Angela Merkel, pasando por el que fue su íntimo amigo, Helmut Kohl-- Noelle-Neumann llegó a ser apodada como “la Sibila del Lago Constanza” o “la dama de las encuestas”. Su instituto demoscópico emplea en la actualidad a casi un centenar de trabajadores, a los que se suman unos dos mil entrevistadores a tiempo parcial. Durante años, Noelle-Neumann ha acertado con precisión los resultados de las elecciones alemanas, y ha indagado con sabiduría en las opiniones de la sociedad alemana, traumatizada por la herencia del Nazismo y la pérdida de su otra mitad para el bando comunista durante la Guerra Fría.
Al igual que ha ocurrido con otros alemanes ilustres como el politólogo Carl Schmitt o la cineasta Leni Niefenstahl, la brillantez de Noelle-Neumann ha sido maculada por su pasado nazi. Particularmente demoledoras para su imagen fueron
las revelaciones del profesor de la American University Christopher Simpson, que en 1996 publicó
un artículo en el Journal of Communication (algo así como la revista
Nature para los comunicólogos) en el que se relacionaba la teoría de la espiral de silencio con la juventud filo-nazi de la autora, que llegó a trabajar a las órdenes de Goebbels en el periódico
Das Reich de 1940 a 1942.
La
teoría de la espiral de silencio sostiene que los individuos tendemos a ocultar nuestra opinión si pensamos que la mayoría de la gente alberga un parecer contrario al nuestro. Desde el punto de vista del propagandista, la clave está en controlar a las minorías vocales (los medios de comunicación y las élites). Su mayor proyección social hará que sus pensamientos parezcan los de la mayoría, los políticamente correctos, reprimiéndose así la opinión popular que, insconsciente de su auténtico carácter mayoritario, se retraerá o incluso convertirá al sentir que se intuye como triunfador.
Aunque el pasado nazi de Noelle-Neuman ya había trascendido en 1991 en
un artículo de la revista Commentary firmado por
Leo Bogart, otro gran investigador de la opinión pública, el impacto del artículo de Simpson fue aún mayor. Noelle-Neumann y Simpson se enzarzaron en un intenso debate cara a cara durante la conferencia anual de la International Communication Association de mayo de 1997, que tuvo lugar en Montreal, Canadá. Simpson colgó de la red, en
una página todavía hoy activa, varios
documentos sobre el pasado nazi de la autora.
En su defensa, Noelle-Neumann negó el carácter totalitario de su teoría. El que me haya podido inspirar en el ambiente en que vivía, dijo la autora, no significa que la teoría sea errónea. Noelle-Neumann dijo que nunca llegó a pertenencer al Partido Nazi, que se opuso a los nacional-socialistas desde dentro, y que el propio Goebells la echó del periódico tras escribir un artículo que el líder nazi consideraba demasiado favorable al presidente norteamericano Roosevelt.
Profesora emérita en la Universidad de Mainz, cuyo prestigioso
Institut für Publizistik fundaría en 1966, Noelle-Neumann se doctoró en 1940 bajo las órdenes del histórico maestro de periodistas
Emil Dovifat con una tesis sobre la investigación de la opinión pública en los Estados Unidos. Noelle-Neumann fue de hecho la persona que más hizo por traer a Europa los avances americanos en la demoscopía. Fundamental para su carrera sería su estancia en la Universidad de Missouri en 1937, durante la cual Noelle-Neumann conoció a
George Gallup, quien un año antes había alcanzado la fama al predecir con asombrosa exactitud el resultado electoral de las presidenciales norteamericanas.
Elisabeth Noelle-Neumann, que desde la muerte de su segundo marido en 2000 prefería usar su apellido de soltera, Noelle, a secas, decía que no le importaba demasiado ser incomprendida. Los científicos, afirmaba, son como los artistas: tanto mejores si logran mantenerse como eternos ‘outsiders’.
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