martes, julio 23, 2019

Premio ACOP a la mejor tesis en comunicación política

La Asociación de Comunicación Política (ACOP) convoca un premio a la mejor tesis doctoral en este campo. La fecha límite para postularse al galardón, dotado con mil euros, es el 1 de septiembre de 2019.

Podrán presentarse al premio las personas que hayan defendido una tesis doctoral (redactada en castellano, inglés o portugués) en cualquier universidad pública o privada del mundo, entre el 1 de septiembre de 2017 y el 1 de septiembre de 2019 y cuyo contenido esté relacionado con alguna temática del ámbito de la comunicación política.

Más información en el siguiente enlace: https://compolitica.com/premioacopmejortesisdoctoral/

###

lunes, julio 15, 2019

Kurt Lang (1924-2019): el último representante de la Escuela de Chicago



Kurt Lang en una imagen del documental The Long Road to Decatur, de Glenda Balas (2007)


[Publicado en La Revista de ACOP, Nº 40, Etapa 2, julio de 2019]


El pasado 1 de mayo de 2019 fallecía en Cambridge (Massachusetts) el sociólogo Kurt Lang, que junto a su esposa Gladys Engel, fallecida en 2016, era el último representante de la Escuela de Sociología de Chicago. En la misma universidad donde Robert E. Park empezó sus estudios sobre el papel de la prensa en la integración de los inmigrantes, Lang llegó en los 50 como veterano de guerra y en seis años completó todos sus estudios universitarios hasta el doctorado. Allí conoció a la que sería su esposa y pareja profesional, con la que firmaría la mayoría de sus trabajos.

Kurt Lang huyó junto a su familia de la Alemania nazi y recaló en Nueva York con 12 años. Cuando en 1943 el ejército americano quiso reclutarlo para la Segunda Guerra Mundial, todavía no era ciudadano estadounidense, así que lo naturalizaron al instante y lo enviaron al frente europeo, a su propia Alemania natal. Pronto descubrieron los oficiales que alguien cuya lengua materna era el alemán les sería más útil como agente especial en las Counter Intelligence Corps. Haciéndose pasar por un alemán más, el Ejército americano contó con Lang para el proceso de desnazificación tras la guerra: indentificó a líderes locales, elaboró un catálogo con los rumores que circulaban entre la población y recabó la opinión de los alemanes sobre las tropas americanas. Fue entonces cuando descubrió su verdadera vocación y regresó a Estados Unidos para estudiar sociología.

Aún siendo todavía alumnos de posgrado, Kurt y Gladys consiguieron convencer a unos cuantos voluntarios para llevar a cabo el trabajo de campo del estudio que les haría famosos: la recepción al general McArthur en Chicago. A fin de comprender mejor los efectos de la televisión en la opinión pública, los Lang comandaron a un grupo de investigadores que siguió la llegada del general por televisión y a pie de calle, entre la multitud en varios puntos a lo largo de todo el recorrido. La televisión creó su propia realidad, dando la impresión de que el desfile era triunfal, cuando sobre el terreno el ambiente era más bien desangelado. Frente al televisor los espectadores recibían pasivamente el mensaje interesado, mientras que en las aceras el público vertía críticas y cuestionaba toda la parafernalia.

Fue quizá esta primera experiencia con lo que hoy en día resumiríamos con el lema “televisión, manipulación” lo que convirtió a los Lang en los primeros escépticos del paradigma de los efectos limitados, acuñado por otro refugiado de la Alemania nazi afincado en EE.UU., el vienés Paul F. Lazarsfeld. El triunfo de su idea de que los medios no son en realidad tan poderosos acabaría por desincentivar el estudio sociológico de la influencia masiva de los medios en la opinión pública, lamentaban los Lang.

El matrimonio de Chicago se mantendría activo durante décadas, ofreciendo a los estudiosos de la comunicación política dos valiosos volúmenes: uno sobre política y televisión, incluyendo un estudio empírico sobre los famosos debates presidenciales entre Nixon y Kennedy (Television and Politics, 1968) y otro sobre la opinión pública sobre el escándalo Watergate (The Battle for Public Opinion, 1983), que explica cómo en cuestión de meses los estadounidenses pasaron de reelegir a Nixon a repudiarlo.

Los Lang recibieron un merecidísimo homenaje de sus colegas investigadores en Seattle en 2014, durante la celebración del congreso anual de la International Communication Association. Allí, un Kurt Lang eufórico animó a las nuevas generaciones a seguir su ejemplo: investigaciones multi-método muy imaginativas, ya que, como recordó, “nosotros no teníamos dinero, así que no nos quedaba más remedio que pensar”.

###

jueves, julio 04, 2019

Por una política feminista


La nueva etapa de Verónica Fumanal al frente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP) arrancó con una mesa redonda sobre el carácter femenino del nuevo ciclo político. Adriana Lastra (PSOE), Edurne Uriarte (PP), Melisa Rodríguez (Ciudadanos) y Noelia Vera (Unidas Podemos) coincidieron en denunciar la desigualdad y la discriminación por razones de género, pero la unidad feminista se quebró mediado el debate por el recuerdo del 8-M, avivando el eterno debate sobre la adscripción ideológica del feminismo: ¿se puede ser feminista y de derechas?

Con un 47% de parlamentarias y un Consejo de Ministros paritario, España se sitúa a la vanguardia de la igualdad entre sexos, hasta el punto de que, como señaló la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en su presentación de la mesa redonda en Madrid el miércoles 3 de julio de 2019, la política es uno de los ámbitos sociales más igualitarios. Un avance que, a decir de Batet, solo se consiguió tras el cambio normativo de 2007 que obliga a los partidos a elaborar listas paritarias.

El poder, sin embargo, sigue siendo masculino, según Edurne Uriarte. Prueba de ello es que “la mayoría de los líderes políticos son hombres”, como se veía de manera elocuente en la foto del G-20 reunido en Osaka esa misma semana. Para Adriana Lastra lo importante no es un liderazgo femenino, sino feminista, a fin de que “no cambie la mujer, sino la política”. “Ser feminista no es ser mujer, sino querer la igualdad”, apostilló Noelia Vera, para quien un liderazgo feminista también lo puede ejercer un hombre. Melisa Rodríguez, por su parte, apostó por combatir las desigualdades en lugar de asumirlas.

El lenguaje sigue siendo uno de los mecanismos de reproducción de esa desigualdad. Ser ambicioso en un hombre es algo positivo, mientras que en una mujer tiene connotaciones negativas. Para Edurne Uriarte, la idea de que el liderazgo femenino implica más diálogo y poca agresividad juega en contra las mujeres con iniciativa: “si una mujer quiere liderar, desea ganar. Y eso implica confrontación, cierta agresividad. Pero cuando las mujeres deseamos ganar y somos agresivas, generamos rechazo”.

La tradicional adscripción de la mujer al ámbito doméstico, reservándose para el hombre el ágora pública, sigue pesando sobre las mujeres en política, porque se les recuerda constantemente que ése no es su lugar, afirma Adriana Lastra. Una manera de empujar a las mujeres a esa esfera privada es la invisibilidad. Noelia Vera señaló cómo tras las comparecencias semanales en rueda de prensa junto a su compañero de partido Pablo Echenique, sus declaraciones quedaban enmascaradas tras las siglas de la formación (“Podemos dice que…”), mientras que las afirmaciones de su colega eran precisamente atribuidas a su persona (“Echenique afirma que…”). Melissa Rodríguez recordó reuniones en las que sus interlocutores masculinos no se dirigían a ella, sino al técnico que se sentaba a su lado.

El consenso que presidió la mesa redonda se rompió cuando Melisa Rodríguez y Edurne Uriarte demandaron una mayor unidad entre las mujeres. Rodríguez denunció los insultos que recibió por querer participar en la manifestación del 8-M, en referencia a la exclusión de las formaciones de derecha en la histórica manifestación de 2018. Uriarte lamentó que no se entienda que en el feminismo hay diferentes opiniones: “hay un feminismo en la derecha”, afirmó, “el reto es dialogar y encontrar puntos de encuentro entre mujeres de distintas ideologías dentro del feminismo”.

Para Noelia Vera el reto pendiente es el que señala como la principal lección del feminismo: que las mujeres siguen sufriendo discriminación “no por mala suerte o por falta de capacidad, sino por el hecho de ser mujeres”.

Diferencias al margen, la presidenta de ACOP cerró el debate animando a las diputadas a que sigan siendo ambiciosas: “os queremos con palabra, porque la palabra es poder”.

###