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sábado, octubre 05, 2019

Berta Barbet: información y opinión pública en tiempos de crisis política


En la formación de la opinión pública hay constantes que se mantienen desde hace décadas, mientras otros elementos, como la creciente desafección ciudadana o el espacio que para el extremismo ofrecen las redes sociales, han irrumpido en el paisaje político en tiempos recientes. La politóloga Berta Barbet, investigadora postdoctoral en la Autónoma de Barcelona, ofreció estas claves en la lección inaugural de la jornada ‘La nueva opinión pública’, auspiciada por la Fundación Giménez Abad en colaboración con la Asociación de Comunicación Política y celebrada en Zaragoza el 3 de octubre de 2019.

A decir de Barbet, la opinión pública se compone de tres elementos. En primer lugar, los objetos políticos sobre los que esperamos que los ciudadanos tengan opiniones (los candidatos, las instituciones, la situación del país, las políticas públicas…). En segundo lugar, los principios y valores de los ciudadanos, que suelen ser constantes. Y, por último, la información que conecta los objetos políticos y los valores ciudadanos.

La ciencia política ofrece dos modelos para explicar la formación de los juicios del votante: el ‘running-tally’ o ‘hot cognition’, mediante el cual el ciudadano tiene una opinión formada a la que adapta cualquier nuevo estímulo, o el modelo RAS (Receive-Accept-Sample) de John Zaller, en el que la opinión del ciudadano no está formada y cambia con el ambiente comunicativo.

El estudio de la opinión pública tiene al menos 70 años de historia. En perspectiva, Barbet considera que hay elementos que permanecen desde esos orígenes, mientras que otras cuestiones son nuevas, propias de nuestra época.

Entre las cosas que no han cambiado, Barbet señaló:
  • Los ciudadanos están desinformados sobre la política.
  • Los ciudadanos buscan heurísticos, atajos para saber a qué candidato apoyar.
  • Las emociones son muy importantes para formar la opinión, lo que explica en gran medida el éxito de las noticias falsas.
  • Los menos proclives a cambiar de opinión son los ciudadanos políticamente más sofisticados.

Entre las cosas que sí han cambiado:
  • Hay más desafección política en España: la desconfianza en los políticos ha subido.
  • Las herramientas que los ciudadanos utilizaban para navegar el mundo político han cambiado: ya nadie se fía de los partidos, de los sindicatos…
  • Con las redes sociales, los extremistas tienen una facilidad enorme para conectarse entre sí.
  • La comunicación política en los medios ha cambiado: se da un mayor énfasis al espectáculo, parece que el que grita más tiene más razón.

Ante tal panorama, pareciera que estamos inevitablemente abocados a un mundo trumpista. Como antídoto, Barbet sugirió algunas medidas:
  • La comunicación debe orientarse al entendimiento.
  • Hay que atajar la sensación social de que el sistema ha abandonado a la gente.
  • El diálogo no va de tener razón, sino de intentar entenderse.
  • Debemos procurar que el conflicto político sea comprensible para el ciudadano.

Para que las medidas arriba señaladas surtan efecto, Barbet apunta que los medios de comunicación deberían entenderse como un servicio público y no como un negocio.

A la lección magistral de Barbet siguieron dos mesas redondas que tuve el honor de moderar. La primera con académicos (Carlos Arcila, Toni Aira y Paloma Piqueiras), la segunda con consultores (Verónica Fumanal, Nacho Corredor y Xavier Peytibi). La coordinación de la jornada corrió a cargo de Rafael Rubio, profesor titular y director del grupo de investigación sobre participación y nuevas tecnologías de la Universidad Complutense de Madrid.

El vídeo completo de la jornada puede verse en la Mediateca online de las Cortes de Aragón.

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lunes, julio 15, 2019

Kurt Lang (1924-2019): el último representante de la Escuela de Chicago



Kurt Lang en una imagen del documental The Long Road to Decatur, de Glenda Balas (2007)


[Publicado en La Revista de ACOP, Nº 40, Etapa 2, julio de 2019]


El pasado 1 de mayo de 2019 fallecía en Cambridge (Massachusetts) el sociólogo Kurt Lang, que junto a su esposa Gladys Engel, fallecida en 2016, era el último representante de la Escuela de Sociología de Chicago. En la misma universidad donde Robert E. Park empezó sus estudios sobre el papel de la prensa en la integración de los inmigrantes, Lang llegó en los 50 como veterano de guerra y en seis años completó todos sus estudios universitarios hasta el doctorado. Allí conoció a la que sería su esposa y pareja profesional, con la que firmaría la mayoría de sus trabajos.

Kurt Lang huyó junto a su familia de la Alemania nazi y recaló en Nueva York con 12 años. Cuando en 1943 el ejército americano quiso reclutarlo para la Segunda Guerra Mundial, todavía no era ciudadano estadounidense, así que lo naturalizaron al instante y lo enviaron al frente europeo, a su propia Alemania natal. Pronto descubrieron los oficiales que alguien cuya lengua materna era el alemán les sería más útil como agente especial en las Counter Intelligence Corps. Haciéndose pasar por un alemán más, el Ejército americano contó con Lang para el proceso de desnazificación tras la guerra: indentificó a líderes locales, elaboró un catálogo con los rumores que circulaban entre la población y recabó la opinión de los alemanes sobre las tropas americanas. Fue entonces cuando descubrió su verdadera vocación y regresó a Estados Unidos para estudiar sociología.

Aún siendo todavía alumnos de posgrado, Kurt y Gladys consiguieron convencer a unos cuantos voluntarios para llevar a cabo el trabajo de campo del estudio que les haría famosos: la recepción al general McArthur en Chicago. A fin de comprender mejor los efectos de la televisión en la opinión pública, los Lang comandaron a un grupo de investigadores que siguió la llegada del general por televisión y a pie de calle, entre la multitud en varios puntos a lo largo de todo el recorrido. La televisión creó su propia realidad, dando la impresión de que el desfile era triunfal, cuando sobre el terreno el ambiente era más bien desangelado. Frente al televisor los espectadores recibían pasivamente el mensaje interesado, mientras que en las aceras el público vertía críticas y cuestionaba toda la parafernalia.

Fue quizá esta primera experiencia con lo que hoy en día resumiríamos con el lema “televisión, manipulación” lo que convirtió a los Lang en los primeros escépticos del paradigma de los efectos limitados, acuñado por otro refugiado de la Alemania nazi afincado en EE.UU., el vienés Paul F. Lazarsfeld. El triunfo de su idea de que los medios no son en realidad tan poderosos acabaría por desincentivar el estudio sociológico de la influencia masiva de los medios en la opinión pública, lamentaban los Lang.

El matrimonio de Chicago se mantendría activo durante décadas, ofreciendo a los estudiosos de la comunicación política dos valiosos volúmenes: uno sobre política y televisión, incluyendo un estudio empírico sobre los famosos debates presidenciales entre Nixon y Kennedy (Television and Politics, 1968) y otro sobre la opinión pública sobre el escándalo Watergate (The Battle for Public Opinion, 1983), que explica cómo en cuestión de meses los estadounidenses pasaron de reelegir a Nixon a repudiarlo.

Los Lang recibieron un merecidísimo homenaje de sus colegas investigadores en Seattle en 2014, durante la celebración del congreso anual de la International Communication Association. Allí, un Kurt Lang eufórico animó a las nuevas generaciones a seguir su ejemplo: investigaciones multi-método muy imaginativas, ya que, como recordó, “nosotros no teníamos dinero, así que no nos quedaba más remedio que pensar”.

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jueves, julio 04, 2019

Por una política feminista


La nueva etapa de Verónica Fumanal al frente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP) arrancó con una mesa redonda sobre el carácter femenino del nuevo ciclo político. Adriana Lastra (PSOE), Edurne Uriarte (PP), Melisa Rodríguez (Ciudadanos) y Noelia Vera (Unidas Podemos) coincidieron en denunciar la desigualdad y la discriminación por razones de género, pero la unidad feminista se quebró mediado el debate por el recuerdo del 8-M, avivando el eterno debate sobre la adscripción ideológica del feminismo: ¿se puede ser feminista y de derechas?

Con un 47% de parlamentarias y un Consejo de Ministros paritario, España se sitúa a la vanguardia de la igualdad entre sexos, hasta el punto de que, como señaló la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, en su presentación de la mesa redonda en Madrid el miércoles 3 de julio de 2019, la política es uno de los ámbitos sociales más igualitarios. Un avance que, a decir de Batet, solo se consiguió tras el cambio normativo de 2007 que obliga a los partidos a elaborar listas paritarias.

El poder, sin embargo, sigue siendo masculino, según Edurne Uriarte. Prueba de ello es que “la mayoría de los líderes políticos son hombres”, como se veía de manera elocuente en la foto del G-20 reunido en Osaka esa misma semana. Para Adriana Lastra lo importante no es un liderazgo femenino, sino feminista, a fin de que “no cambie la mujer, sino la política”. “Ser feminista no es ser mujer, sino querer la igualdad”, apostilló Noelia Vera, para quien un liderazgo feminista también lo puede ejercer un hombre. Melisa Rodríguez, por su parte, apostó por combatir las desigualdades en lugar de asumirlas.

El lenguaje sigue siendo uno de los mecanismos de reproducción de esa desigualdad. Ser ambicioso en un hombre es algo positivo, mientras que en una mujer tiene connotaciones negativas. Para Edurne Uriarte, la idea de que el liderazgo femenino implica más diálogo y poca agresividad juega en contra las mujeres con iniciativa: “si una mujer quiere liderar, desea ganar. Y eso implica confrontación, cierta agresividad. Pero cuando las mujeres deseamos ganar y somos agresivas, generamos rechazo”.

La tradicional adscripción de la mujer al ámbito doméstico, reservándose para el hombre el ágora pública, sigue pesando sobre las mujeres en política, porque se les recuerda constantemente que ése no es su lugar, afirma Adriana Lastra. Una manera de empujar a las mujeres a esa esfera privada es la invisibilidad. Noelia Vera señaló cómo tras las comparecencias semanales en rueda de prensa junto a su compañero de partido Pablo Echenique, sus declaraciones quedaban enmascaradas tras las siglas de la formación (“Podemos dice que…”), mientras que las afirmaciones de su colega eran precisamente atribuidas a su persona (“Echenique afirma que…”). Melissa Rodríguez recordó reuniones en las que sus interlocutores masculinos no se dirigían a ella, sino al técnico que se sentaba a su lado.

El consenso que presidió la mesa redonda se rompió cuando Melisa Rodríguez y Edurne Uriarte demandaron una mayor unidad entre las mujeres. Rodríguez denunció los insultos que recibió por querer participar en la manifestación del 8-M, en referencia a la exclusión de las formaciones de derecha en la histórica manifestación de 2018. Uriarte lamentó que no se entienda que en el feminismo hay diferentes opiniones: “hay un feminismo en la derecha”, afirmó, “el reto es dialogar y encontrar puntos de encuentro entre mujeres de distintas ideologías dentro del feminismo”.

Para Noelia Vera el reto pendiente es el que señala como la principal lección del feminismo: que las mujeres siguen sufriendo discriminación “no por mala suerte o por falta de capacidad, sino por el hecho de ser mujeres”.

Diferencias al margen, la presidenta de ACOP cerró el debate animando a las diputadas a que sigan siendo ambiciosas: “os queremos con palabra, porque la palabra es poder”.

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martes, diciembre 04, 2018

El padre de todo esto

Crédito de la ilustración: Sciences Humaines, 2015

Buena parte del pedigrí científico de la comunicación política se lo debemos a un refugiado. Como él mismo bromeaba cuando al otro lado del teléfono alguien identificaba su fuerte acento germánico, “sí, no vine aquí a bordo del Mayflower”. Paul Felix Lazarsfeld llegó a Estados Unidos en 1933 con una beca Rockefeller y ya no regresaría, al menos de forma permanente, a su Austria natal. A Estados Unidos se llevó su saber matemático, que aplicaría a la sociología y al estudio de los medios de comunicación en particular. Su teoría de los efectos limitados, apoyada en el hallazgo del ‘two step flow’, mediante el cual los líderes comunitarios ejercían el papel de grandes vendedores al por menor de los argumentos propagados por la prensa o la radio, tuvo tal influencia que llegó a tenerse por el paradigma dominante. Ello a pesar de la oposición que encontró en sociólogos como los Lang de Chicago, que siempre acusarían a Lazarsfeld de minimizar el impacto social de los medios.

A unos metros de la icónica Iglesia Votiva se encuentra el Departamento de Sociología de la Universidad de Viena, donde tiene asiento el archivo Lazarsfeld, cuyos documentos descansan en la compañía de los de Paul Neurath, discípulo suyo que jugaría un papel fundamental a la hora de abrir el archivo en 1983. A decir verdad la mayoría de los papeles que en él se encuentran son fotocopias de los originales depositados en la Universidad de Columbia en Nueva York a la muerte de Lazarsfeld. Pero Neurath fue lo suficientemente inteligente e insistente para, mediante el apoyo del Ministerio de Educación austríaco y la Universidad de Viena, adquirir la biblioteca de trabajo del genio vienés de su viuda (y tercera esposa), Patricia Kendall.



Durante el mes de noviembre tuve la oportunidad de visitar el archivo. Sorprende desde el primer momento la actualidad de sus investigaciones. Sus pioneros estudios sobre la radio se preguntan qué es lo que hace que un programa de radio sea exitoso, y si la radio es una salvaguarda de la democracia o una plataforma para el fascismo. Preocupaban mucho los programas educativos, que competían con su ‘showmanship’ con el magisterio de los profesores en el aula. No es difícil imaginar a las estrellas de la radio como los modernos youtubers. Las preocupaciones sobre las implicaciones socio-políticas de la radio podrían trasladarse a internet y no perderían vigencia.

Doctor en matemáticas, Lazarsfeld se murió sin que los estudiantes de sociología tuvieran toda la formación cuantitativa que él demandaba para formalizar las ciencias sociales. Pero, aún así, el instituto de investigación que logró establecer en Columbia, el Bureau of Applied Social Research, fue pionero en la puesta en práctica de técnicas de investigación que aún hoy en día no dominamos plenamente los investigadores de la comunicación política:
  • La técnica del panel: encuestas a la misma muestra para observar la evolución de su opinión.
  • El ‘program analyzer’: un curioso artilugio compuesto por dos botones (‘me gusta’, ‘me desagrada’) que los oyentes de radio podían presionar mientras escuchaban un programa. Hoy en día se utiliza ampliamente, en su versión digital, para estudiar los debates electorales. 
  • El análisis de contenido.
  • La entrevista focal, en su versión individual y grupal (el focus group), para indagar en las gratificaciones de los oyentes de radio.

Como es sabido, Lazarsfeld fue el pionero de la investigación de las redes sociales. Su famosa trilogía sobre la influencia personal e impersonal (mediática) en la decisión de voto (The people’s choice, Voting y Personal influence) culminó con el intento de rastrear las redes de influencia hasta encontrar al líder de opinión local, algo que no siempre se conseguía y que alimentaría las críticas a sus trabajos, que en cualquier caso gozaban de una sofisticación metodológica difícil de replicar incluso hoy en día.




El archivo de Lazarsfeld contiene cartas y notas remitidas a sus colaboradores, a los órganos de gobierno de su universidad o a las fundaciones que financiaban sus proyectos. Es muy probable que este tipo de documentación no la conservemos en el futuro, dada la evanescencia de toda la información digital. Resulta divertido calcular a cuánto equivaldrían a día de hoy los salarios que él mismo se ponía como director, así como los honorarios de sus colaboradores. Y resulta también sorprendente que la mayoría del trabajo duro lo llevaran a cabo mujeres, bien como entrevistadoras o como procesadoras de los datos alojados en tarjetas perforadas.

Lazarsfeld es a los estudios de comunicación lo que Darwin a la biología o Einstein a la física. Fue el padre de todo esto que llamamos comunicación política. Y fue, conviene recordarlo en estos tiempos, un refugiado con acento extranjero.

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martes, abril 10, 2018

CFP: Los discursos del odio (Revista de la AE-IC)


RAEIC, Revista de la Asociación Española de Investigación de la Comunicación abre su llamada a propuestas para los artículos del monográfico sobre “Los Discursos del Odio” del número 12 de la revista. El plazo para la entrega de los textos definitivos es el 10 de mayo de 2019.

Convocatoria completa: https://goo.gl/asP9AY

martes, octubre 17, 2017

Fake news: ¿qué hay de nuevo?

[Publicado en La Revista de ACOP, 5 de septiembre de 2017]

Los orígenes del periodismo profesional que se enseña todavía en las escuelas y facultades de comunicación pueden localizarse en el libro Liberty and the news (1920), un compendio de artículos en el que Walter Lippmann daba cuenta de las manipulaciones sobre la Revolución Rusa de las que había sido víctima el New York Times. A partir de entonces Lippmann se convertiría en el adalid de la profesionalización del periodismo y en un demoescéptico muy en la línea de Ortega y Gasset: la democracia ponía demasiado poder en masas desinteresadas y desinformadas. El único antídoto era una prensa profesional dispuesta a comportarse como un ciudadano a tiempo completo.

En 2016, la elección de un presidente posmoderno en EE. UU. se atribuyó en gran medida a los medios sociales: Facebook y Twitter habrían posibilitado la efervescencia de burbujas de opinión receptoras de noticias falsas que a su vez habrían encumbrado a un showman misógino e histriónico como Donald Trump. Los medios tradicionales, en su mayoría adeptos a Hillary Clinton, habrían sufrido una palmaria derrota como formadores de opinión. De repente, los medios periodísticos ya no eran poderosos, sino demasiado débiles. Pese a ello, Trump cargará contra ellos tildándolos, irónicamente, de ‘fake news’.

Hay algo muy viejo y muy nuevo en relación a Trump y las fake news. Lo viejo es la fijación de los líderes populistas con la prensa. Ocurría en los tiempos de Hitler (en los que acuñó el término lügenpresse, la prensa mentirosa) y ocurre en América Latina desde hace décadas. Lo nuevo es la proliferación de noticias falsas en medios sociales que dan rienda suelta a las fantasías más perversas del electorado, confirmando sus prejuicios y sus temores más íntimos, desde la homosexualidad de un Obama secretamente musulmán a las relaciones incestuosas entre Macron y las hijas de su esposa. Lo gracioso es que los beneficiarios de estas noticias falsas, además de los candidatos insurgentes o populistas que ayudan a propagarlas, son un grupo de chavales macedonios que se sacan un sobresueldo mediante los clicks en la publicidad que rodea a sus febriles creaciones. Una paga extra que, gracias al quasi-monopolio que ejercen Google y Facebook sobre la publicidad online, reciben de estos gigantes californianos que, irónicamente, suelen apoyar a candidatos demócratas.

Quizá estemos, como dicen L. O. Sauerberg y T. Pettitt de la University of Southern Denmark, ante el cierre del paréntesis que la imprenta de Gutenberg abrió alrededor del año 1.500. Los medios sociales nos traerían un revival de muchas de las características de la llamada “Primera Oralidad”: las noticias se entremezclan, se recomponen gracias a actores anónimos y nos llegan con cierto halo de sospecha. Las agresivas campañas del New York Times y el Washington Post para convertirnos en suscriptores no serían más que los estertores de ese periodismo profesional que se consolidó en la última fase de la era Gutenberg. En esta “Segunda Oralidad”, en la que el foro de referencia son las redes sociales y no los medios periodísticos, todos seríamos más susceptibles de creer rumores congeniales a nuestros prejuicios.

La era de los medios de masas, con su poder casi omnímodo y su proclividad a favorecer el establishment, no parece muy apetecible a las generaciones de nativos digitales. Pero las encuestas nos dicen que los jóvenes todavía acuden a los medios de referencia para confirmar lo que les sorprende en las redes sociales. Mientras cerramos el paréntesis de Gutenberg, seguimos recreando eternos debates filosóficos: ¿qué es la verdad?, ¿cómo podemos conocerla?, ¿de quién nos podemos fiar?, ¿cómo saber si estamos siendo engañados?, ¿puede la democracia sobrevivir en la segunda oralidad de los medios sociales?

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martes, diciembre 06, 2016

10 tendencias en la investigación en comunicación política para 2017


Publicado en La Revista de ACOP, Núm. 11, Diciembre de 2016

La investigación en comunicación política sigue afianzándose institucionalmente en los círculos académicos. De hecho, las secciones de Political Communication en las asociaciones de investigación como la International Communication Association (ICA) o la European Communication Research and Education Association (ECREA) son de las que más miembros cuentan. Desde el Comité de Investigadores de ACOP hemos seguido con atención los temas más prominentes en los congresos de dichas asociaciones y en las revistas académicas del ramo. He aquí diez de esas tendencias, que como el lector podrá comprobar están muy pegadas a la actualidad informativa. Otro indicador de la vitalidad de la comunicación política como campo de investigación.

1.- Populismo
Dada la íntima imbricación entre liderazgo carismático, movilización popular y comunicación de masas (bien sea a través de medios tradicionales o los social media), la investigación sobre el populismo ha emergido como uno de los temas clave para los investigadores. Al populismo se lo define de tres maneras: como ideología blanda (los de abajo contra los de arriba), como estilo de comunicación (un lenguaje llano, una aproximación al ciudadano medio, alejado de guiños intelectuales) y como estrategia para llegar al poder, especialmente en momentos de crisis sistémica: se agregan las distintas demandas sociales bajo un mismo paraguas y un mismo líder. Esta última sería la deficinión de Laclau que abiertamente profesan los líderes de Podemos en España. Un libro reciente de referencia sería Populist political communication in Europe, coordinador por Toril Aalberg, Frank Esser y Carsten Reinemann y editado por Routledge en julio de 2016.

2.- Periodismo por otros medios: Podcasting y documentales
Decía Robert Redford hace unos años que los documentales estaban haciendo el periodismo que ya no cabía o que no se atrevían a hacer los medios tradicionales. Esa tendencia iniciada por Michael Moore hacia un documentalismo desvergonzadamente activista y partidista ha continuado en los últimos años, y está atrayendo la atención de los investigadores. El documental periodístico se ha vuelto menos objetivo y ya no tiene en la televisión convencional a su medio de difusión: se ha vuelto más opinativo y ambiciona conquistar las salas de cine, los canales temáticos o las redes sociales. Tal es el caso de los documentales sobre Snowden (Citizenfour, de Laura Poitras, 2014) u O.J. Simpson (O.J.: Made in America, de Ezra Edelman, 2016). Para una reflexión académica sobre el género, sugerimos la lectura del artículo “Imágenes de la crisis financiera: las intervenciones de las películas documentales” publicado por Jens Eder en el número 20 de la Revista Latinoamericana de Estudios sobre Cuerpos, Emociones y Sociedad (2016). El inesperado éxito del podcasting Serial, una investigación periodística sobre un ‘cold case’ (caso sin resolver desde hace años) da esperanzas a un nuevo periodismo radiofónico adaptado a la era de Internet que podría tener consecuencias socio-políticas. Numerosos medios tradicionales como el diario Washington Post o la revista New Yorker se han lanzado a experimentar con estos seriales radiofónicos digitales. Recomendamos el artículo “Personal narrative journalism and podcasting” de Mia Lindgren, publicado en el Radio Journal (vol. 14, núm. 1, abril de 2016).

3.- Inmigración y refugiados
Los estudios sobre el marco interpretativo que los periodistas aplican a los inmigrantes, así como las investigaciones de análisis crítico del discurso sobre los demandantes de asilo, son un clásico de los estudios de comunicación política. La crisis de refugiados que ha vivido Europa a raíz de la guerra en Siria ha vuelto a poner en la agenda de los investigadores el tratamiento mediático de ‘el otro’ que llega a nuestras costas o ‘el otro’ que vive entre nosotros. El investigador Paolo Mancini (de la Universidad de Perugia, en Italia) presentó con otros colegas suyos un paper titulado “What shapes the coverage of immigration” en el segundo congreso de la revista International Journal of Press/Politics, celebrado en Oxford (Reino Unido) en septiembre de 2016. La red de investigadores netPOL (liderada por la Universidad del Danubio en Krems, Austria) prepara para 2017 un libro colectivo con estudios de caso nacionales sobre el discurso mediático de la crisis de los refugiados en Europa.

4.- Discursos del odio, discursos inciviles y ‘post-verdad’
El anonimato que brindan las redes sociales tiene un lado oscuro: la utilización de estas plataformas para propagar insultos o acosar a personajes públicos. Aunque Internet tiene la capacidad de recoger y amplificar discursos silenciados por los medios, también es una oportunidad para propagar ‘discursos del odio’ aprovechando la impunidad que brinda la ocultación de la identidad. Los discursos inciviles también tienen lugar en tertulias radiofónicas y televisivas, dando lugar a lo que investigadores como Diana Mutz han denominado ‘in your face politics’, contribuyendo a erosionar la confianza en las instuciones y el proceso político (véase su libro In-your-face politics: The consequences of uncivil media, Princeton University Press, 2016). Los discursos radicales son un tema sensible, ya que a veces es difícil distinguir entre la vehemencia de la libertad de expresión y la agresividad verbal. Los estudios preliminares sobre la circulación de información durante la campaña presidencial norteamericana de 2016 revelan que las noticias falsas tuvieron un impacto inusitado, forzando a los nuevos grandes mediadores (Facebook y Twitter) a tomar medias contra los ‘fake news sites’. El debate sobre la ‘post-verdad’, abierto por la revista The Economist en septiembre de 2016, reverberó en los medios de todo el mundo, hasta hacer de la palabra ‘post-truth’ una de las palabras del año para el Diccionario Oxford. La pervivencia de las mentiras y falsedades en Internet se presenta así como otro de los grandes retos para la academia.

5.- Diplomacia pública (de ayer y hoy)
La investigación en comunicación política internacional ha tenido en la dipomacia pública a uno de sus temas favoritos de estudio en los últimos años. Pero la práctica de intentar favorecer relaciones horizontales entre ciudadanos de distintos países a través de productos culturales como películas o mecanismos de socialización informal como las becas de estudio antecede en décadas a la twitter-diplomacy. Fenómenos como las ayudas a la producción de películas hollywoodienses tienen lugar hoy (en China) pero cuentan con antecedentes históricos como el Hollywood in Madrid que fomentó el gobierno de Franco, como demuestra Neal Rosendorf en su magistral libro Franco sells Spain to America: Hollywood, tourism and public relations as postwar Spanish soft power (Palgrave, 2014). El Camino de Santiago, que ya en sus orígenes fue un intento de unir a Europa (o, mejor dicho, de crear Europa) contra el islam, aguarda todavía un estudio desde la perspectiva de la diplomacia pública. La mejor aproximación hasta el momento es la de Xosé Luis Barreiro Rivas y su monografía La fundación de Occidente: El Camino de Santiago en perspectiva política (Tecnos, 2009).

6.- El derecho a saber y la transparencia
La demanda de la accesibilidad a la información pública y su tardía cristalización institucional en España pueden llevar a pensar que el control público de la acción gubernamental es consecuencia de una reacción a las revelaciones de Snowden. Pero la demanda popular de transparencia institucional es mucho más antigua. En su reciente libro The rise of the right to know: Politics and the culture of transparency, 1945-1975 (Harvard University Press, 2015), Michael Schudson sitúa en la expansión de la educación superior en los Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial una de las causas fundamentales de esta mayor exigencia a los ejecutivos. En el caso español, está por ver la eficacia de la Ley de Transparencia, todavía infrautilizada por los periodistas, pero que puede dar lugar a interesantes trabajos académicos en los próximos años. Un primer paso es el proyecto de investigación “Comunicación pública, transparencia, rendición de cuentas y participación en los gobiernos locales”, que bajo la dirección de Juan Luis Manfredi (Universidad de Castilla-La Mancha) continúa el trabajo iniciado por Amparo Moreno desde la Universidad Autónoma de Barcelona.

7.- El fact-checking y las medias verdades
Los maestros griegos de la retórica, avezados en el arte de convencer siglos antes de que Cristo viniera al mundo, ya advertían (para disgusto de ortodoxos como Platón) que en retórica no importa tanto la verdad como la apariencia de verdad. Las medias verdades de líderes como Putin o Trump merecieron portadas en publicaciones como The Economist (10 de septiembre de 2016) o el suplemento Ideas de El País (26 de septiembre de 2016), y a buen seguro merecen también estudios académicos. La tendencia a comprobar la veracidad de las afirmaciones de los políticos ha llegado a España desde Estados Unidos, donde Lucas Graves ha publicado un estudio llamado a ser la referencia sobre el tema: Deciding what's true: The rise of political fact-checking in American journalism (Columbia University Press, 2016).

8.- El humor y la ficción
En su libro 50 viñetas que cambiaron el mundo (Ariel, 2016), el historiador Roberto Fandiño nos recuerda que las críticas políticas más memorables e hirientes no tienen forma textual, sino iconográfica. Desde hace décadas los políticos se han rendido al enemigo y se han unido a él, prestándose a aparecer en situaciones cómicas e incluso humillantes. Aunque el politainment es ya un recurso manido y hay quien lo da por agotado, la mezcla de humor y entretenimiento con la política seguirá siendo popular y seguirá atrayendo la atención de los investigadores. Otro tanto ocurre con las series de televisión, que han reemplazado a la novela como gran recurso de entretenimiento masivo. La naturaleza imita al arte y la fría iniquidad del líder psicopático (House of Cards) o las dificultades de un gobierno de coalición en una democracia consociativa (Borgen) son a la vez reflejo y prefiguración de la política contemporánea. Para la investigadora T. Ann Kennedy, series como The Wire son el equivalente contemporáneo de las novelas sociales de Charles Dickens o el periodismo documental de Walker Evans o James Agee.

9.- Salud pública: del pánico a las vacunas y otras historias
El miedo a las vacunas ha revitalizado la aparición del sarampión, que iba camino de erradicarse. Parte del éxito del movimiento anti-vacunas se debe a la norma del equilibrio periodístico: los bandos enfrentados en una controversia reciben igual cobertura aunque los postualdos de una de las partes se sostengan sobre prejuicios o argumentos pseudocientíficos. El periodismo de largo alcance se adelantó a la academia a la hora de abordar este asunto. En 2013 el periodista Seth Mnookin publicó The panic virus: The true story behind the vaccine-autism controversy (Simon & Schuster). Hemos tenido que esperar a 2016 para que un estudio académico sobre la mediación periodística de los temas de salud pública viera la luz en forma de libro. Lo hace a cargo de Charles L. Briggs y Daniel C. Hallin en su Making health public: How news coverage is remaking media, medicine, and contemporary life (Routledge).

10.- Las noticias ya no se buscan, te encuentran
El investigador de la Universidad de Viena Homero Gil de Zúñiga es el proponente de una nueva teoría, la ‘news finds me perception’, que encapsula el sentir de muchos jóvenes con respecto a la información: si las noticias son lo suficientemente importantes, me acabaré enterando a través de mis feeds en redes sociales. A diferencia del ideal de ciudadano responsable que debe hacer un esfuerzo para enterarse y comprender el devenir de la actualidad, el joven consumidor de información adopta una actitud pasiva y deja en manos de los algoritmos de los grandes hermanos de la sociedad de la información su posibilidad de acceder a los asuntos públicos. Lo hace porque, según Gil de Zúñiga, las redes sociales nos invitan (aunque sea de manera inconsciente) a publicitar nuestras inclinaciones políticas cuando compartimos noticias que nos parecen indignantes, algo que no ocurría con otras formas de interactividad en la red.

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domingo, noviembre 06, 2016

Un barrido irónico por 60 años de publicidad electoral americana


Cada cuatro años, los artistas Antoni Muntadas y Marshall Reese actualizan su obra Political Advertisement, un recorrido audiovisual por los anuncios televisivos de los candidatos presidenciales de Estados Unidos desde 1952. El sábado 5 de noviembre se proyectó en el auditorio del Museo Reina Sofía de Madrid la novena versión de la obra, introducida por el historiador y comunicólogo Román Gubern, que la define como “un barrido por la historia de las elecciones americanas hecho con mucho sentido del humor”. No es, insiste Gubern, el frío trabajo analítico de un sociólogo, sino “una reflexión de sensibilidad irónica” sobre las campañas electorales.

La obra tiene su origen en los años 80, cuando Muntadas conoce a Ed Diamond, un politólogo del MIT (Massachusetts Institute of Technology) que tenía un archivo de anuncios electorales. Al proyecto se suma luego el vídeo-artista Marshall Reese, y desde 1984 componen la primera versión del montaje, que revisarán en cada convocatoria presidencial.

La primera campaña presidencial televisada fue la de 1952. Hasta ese momento, la radio había sido el principal medio de comunicación electoral, como atestiguan los célebres fireside chats de Roosevelt. En las convocatorias de 1952 y 1956 el general Eisenhower se enfrentó a Adlai Stevenson, “el típico demócrata de corte intelectual”, según Gubern. Cuando perdió por segunda vez frente a Eisenhower, Stevensón dejó para la posteridad una cita que denunciaba con impotencia la inevitabilidad del marketing político en era de la tevisión: “la idea de que se puedan vender candidatos para las altas investiduras como si fueran cereales para el desayuno... es la última indignidad del proceso democrático”.

Stevenson intuía lo que luego otros comunicólogos han confirmado: la televisión proyecta mejor al sujeto (la personalidad) que al objeto (los problemas complejos). Priman la fotogenia y la fonogenia. La televisión resucita la importancia del carisma, una palabra acuñada por los primeros teólogos cristianos para referirse a la capacidad de hacer milagros que el sociólogo Max Weber incorporó para el uso civil para referirse al atrativo, el glamour y la seducción del político.

Precisamente, el candidato con quien más se relaciona el glamour (palabra medieval recuperada por el novelista británico Walter Scott en el siglo XIX) es JFK, que en sus debates con Nixon en 1960 se reveló como el líder de la telegenia. Ésta se refiere, según Gubern, a tres aspectos: la presencia física, el lenguaje corporal y el discurso verbal. El lenguaje corporal, insiste Gubern, es más elocuente que el verbal, ya que el cuerpo nunca miente y delata el auténtico sentir del hablante. En este terreno el candidato Ronald Reagan jugaba con ventaja: había trabajado en la radio y había sido actor de cine, por lo que sabía modular perfectamente su imagen y su voz. Su gran obra, la caída del comunismo, se debió en gran parte a un farol: el invento de la guerra de las galaxias, un sistema orbital de bombardeo que forzó a la URSS, que ya gastaba el 40% de sus fondos en defensa, a arruinarse invirtiendo todavía más en armamento militar. Es el poder del mito en la política, apunta Gubern.

Como ejemplo de “la elocuencia de lo no dicho”, Román Gubern recuerda las imágenes de George W. Bush cuando le comunicaron los ataques terroristas del 11-S mientras estaba de visita en una escuela infantil. Su perplejidad, su rictus facial, lo decía todo.

El vídeo-compilación de Muntadas y Reese, apunta Gubern, evidencia la hegemonía de la voz en off masculina en la propaganda política televisada. También pone de manifiesto la abundancia de los testimonios masculinos sobre los femeninos, infiriéndose el principio machista de que éstos son los más relevantes, ya que la esposa votará como el marido. En los spots de la Guerra Fría “las ventajas de la prosperidad se imponen a los inconvenientes de las amenazas”, en un continuo contraste entre preocupaciones domésticas (el alza de los precios, el medio ambiente) y exteriores (confrontación con el enemigo soviético).

La obra muestra también la contaminación de la política por la industria del espectáculo, cuyo resultado más histriónico es el propio Donald Trump, cuya imagen le recuerda a Gubern la de un payaso salido de un programa de telerrealidad. Todo un contraste con la iconicidad del presidente saliente: Obama presume de un cuerpo elástico, es una especie de Tarzán de ébano reminiscente de las películas de Weissmuller para la Warner.

La selección de Muntadas y Reese excluye, extrañamente, uno de los vídeos más célebres sobre Obama: el de la Obama Girl, que ejemplifica perfectamente la era de los vídeos (presuntamente) generados por los usuarios. Pero, como recuerda Gubern, Political Advertisement no es un estudio académico, sino una selección “desordenada e impresionista” que provoca curiosidad, risa y también, quizá, temor.

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miércoles, octubre 05, 2016

La UE tras el Brexit: esperando un respiro


Publicado en: La Revista de ACOP, Nº 9 (segunda etapa), octubre de 2016, pp. 26-27.

Cuenta Paulo Rangel, vicepresidente del grupo popular en el Parlamento Europeo, que en sus siete años de eurodiputado nunca se había encontrado con una agenda tan apretada a la vuelta de vacaciones: Brexit, reunión de líderes europeos en Bratislava, sanciones a España y Portugal por incumplimiento del déficit, crisis de los refugiados, relaciones con Turquía… El proyecto europeo ha sufrido muchos baches a lo largo de sus casi 60 años, pero ninguno tan impactante como el de la previsible salida del Reino Unido tras el ajustado referéndum del pasado mayo. Por primera vez, la ‘ever closer union’ de los tratados da marcha atrás y la desintegración es ya una hipótesis posible.

El Reino Unido, no obstante, se hace el remolón. Para el eurodiputado laborista Richard Corbett, conocido europeísta además de notable académico, la renuencia del Gobierno británico a activar el Artículo 50 para dejar la Unión es comprensible. Desde el momento en que se invoque dicho artículo, Gran Bretaña tendrá solo dos años para negociar, y antes tiene que tener clara su posición respecto a un dilema irrenunciable: dejar el Mercado Común Europeo y tener de nuevo una barrera arancelaria con el continente, o permanecer en el Mercado sin posibilidad de influir en su legislación, como hace Noruega.

Deshacer los lazos con la UE no será fácil: Reino Unido tendrá que replantearse su relación con los programas de investigación europeos (Horizonte 2020), la colaboración policial (Europol), el intercambio de estudiantes (Erasmus) y, paradójicamente, tendrá que pensar si recrea a escala nacional la parte de la burocracia técnica que ya estaba comunitarizada, como la vigilancia de la aplicación de regulaciones sobre productos químicos que hasta ahora lleva la European Chemicals Agency. “Lo normal es que un referéndum cese el debate sobre la cuestión en juego, pero en este caso no ha sido así”, afirma Corbett. “Irlanda del Norte y Escocia votaron por quedarse y la web de peticiones del Parlamento ha recibido un número récord de solicitudes para la celebración de un segundo referéndum”. Quizá si los ciudadanos comunitarios residentes en Reino Unido hubiesen tenido derecho a votar en la consulta (derecho que sí tuvieron mozambiqueños o cameruneses por su condición de ciudadanos de la Commonwealth), el resultado habría sido diferente.

Por si fuera poco, el inicio curso político europeo, marcado por el discurso sobre el estado de la Unión pronunciado por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, ante el pleno del Parlamento Europeo en Estrasburgo a mediados de septiembre, ha coincidido con la gira de presentación del libro El euro: cómo la moneda común amenaza el futuro de Europa (Taurus, 2016), del premio Nobel de economía Joseph Stiglitz. Incluso eurodiputados europeístas como el popular Pablo Zalba admiten que el euro no es sostenible en su actual condición, aunque no aventuran, como Stiglitz, su posible partición en dos, con un euro norteño y otro sureño.

A la fractura norte-sur se suma la división este-oeste, con los países de Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia) manifestando una oposición furibunda a las cuotas de refugiados sugeridas por la Comisión Europea, que ya no serán obligatorias sino voluntarias para no fracturar todavía más la Unión. Mientras tanto, Alemania y Suecia asumen más refugiados que nadie en Europa, si bien son los países en vías de desarrollo los que acogen al 85% de aquellos que buscan asilo fuera de su país, según la eurodiputada liberal sueca Cecilia Wikström.

La primera sesión parlamentaria de septiembre en Estrasburgo se celebró bajo unas temperaturas inusualmente altas para la época del año. Pero no hablemos del cambio climático, porque necesitamos, como la propia Unión, un respiro.

Nota: el autor desea agradecer a la Representación en España de la Comisión Europea su invitación para asistir al debate sobre el estado de la Unión en Estrasburgo, celebrado el 14 de septiembre de 2016.

domingo, junio 28, 2015

Elecciones y medios digitales: cita en Washington D.C.

Bajo el apadrinamiento de los académicos Andrew Chadwick y Jenny Stromer-Galley, el Omni Shoreham Hotel de Washington D.C. acogerá el 2 y 3 de julio de 2015 la celebración de un taller titulado “Digital media, power, and democracy in election campaigns”. De entre los papers presentados se hará una selección para su publicación en una edición especial del International Journal of Press/Politics. 

El taller contará con presencia española: Andreu Casero-Ripollés y Ramón A. Feenstra (Universitat Jaume I, Castellón,), Víctor Sampedro Blanco (Universidad Rey Juan Carlos), Mayra Martínez Avidad (Universidad Camilo Jośe Cela, Spain), Javier Lorenzo Rodríguez (Universidad Carlos III de Madrid), Carmen Beatriz Fernández (Universidad de Navarra), Andreina Itriago (Universitat de Barcelona), y Beatriz Nieto.

A continuación reproducimos el programa completo.


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A workshop and special issue of the International Journal of Press/Politics. Convenors: Andrew Chadwick and Jennifer Stromer-Galley

Wednesday, July 1

6pm–7.30pm: Welcome reception at Greenberg House, Syracuse University in D.C.

Greenberg House is located at 2301 Calvert St NW, Washington, DC 20008, United States, about five minutes walk from the Omni hotel.

Thursday, July 2

Workshop venue: Omni Shoreham Hotel

The hotel is located at 2500 Calvert Street NW, Washington DC 20008.

8.45–9.15: Welcome and Introduction

Andrew Chadwick and Jenny Stromer-Galley

9.15–10.30: Interactivity, Engagement, and Mobilization (I)

Social Media and Political Campaigning: Changing Terms of Engagement? —Michael J. Jensen (University of Canberra, Australia)

Interactivity and Self-Presentation in Social Media Election Campaigns: Comparing the USA and Norway
—Gunn Enli (University of Oslo, Norway)

Like Thy Following: Post-Soviet Political Parties in the Digital Age and Their Elections
—Nelli Babayan (Freie Universität Berlin, Germany)

Chair: Cristian Vaccari (Royal Holloway, University of London, United Kingdom and University of Bologna, Italy).

10.30–11.00: Coffee Break



11.00–12.10: Party Systems and Digital Media (I)

Political Leveler or Force for Normalization? The Effects of Internet Proliferation on Small and Niche Party Electoral Support
—Joshua D. Potter and Johanna L. Dunaway (Louisiana State University, USA)

The Internet and Election Campaigns in Brazil: Lessons from the 2014 Presidential Election
—Afonso de Albuquerque, Eleonora de Magalhães, and Carvalho Marcelo Alves, (Fluminense Federal University, Brazil)

To Approve or to Protest: The Influence of Internet Use on the Valence of Political Participation in Authoritarian China
—Jun Xiang (The University of Arizona, USA)

From Ephemeral Websites to Strategic New Media Deployment by Political Party and Aspirant Campaigns in Africa – Kenya, Nigeria and South Africa
—Okoth Fred Mudhai (Coventry University, United Kingdom)

Chair: Bente Kalsnes (University of Oslo)

12.15–1.15: Media Logics, Campaigning, and Power (I)

The E-Mail-Television Advertising Funnel: Digital Disappointment in American Electoral Campaigning
—Dave Karpf (George Washington University, USA)

Facebook Use in the Brazilian 2014 Presidential Elections: A Comparative Study of the Influence of Polling Numbers on Communicative Strategies
—Patrícia G. C. Rossini, Erica A. Baptista, Vanessa V. Oliveira, and Rafael C. Sampaio (Federal University of Minas Gerais, Brazil)

Individualized Campaigns in a Party-centered System? An Analysis of Candidate Websites in the 2013 German Parliamentary Elections
— Katharina Esau (University of Düsseldorf, Germany)

Chair: Andrew Chadwick (Royal Holloway, University of London, United Kingdom).

1.15–2.30: Lunch Break

Note: lunch will not be provided. There is a good choice of places to eat in the hotel and within walking distance.

2.30–3.45: Party Organizations, Connective Action, and Hybridity (I)

Old and New Media Logics in an Election Campaign: the Case of Podemos in Spain
—Andreu Casero-Ripollés (Universitat Jaume I, Castellón, Spain), Ramón A. Feenstra (Universitat Jaume I, Castellón, Spain), and Simon Tormey (The University of Sydney, Australia)

Digital Communication Technologies and the Scottish Independence Referendum: How, Why and With What Implications?
—Ana Ines Langer, Michael Comerford, and Des McNulty (University of Glasgow, United Kingdom)

The Rise and Fall of Ukrainian Nationalist Parties: An Analysis of Electoral Campaigning and Social Media Discourse
—Larisa Doroshenko, Dmitriy Kofanov, Tetyana Schneider, Dominique Brossard, Dietram A. Scheufele, and Michael Xenos (University of Wisconsin-Madison, USA)

Chair: Andreas Jungherr (University of Mannheim, Germany).

3.45–4.15: Coffee Break



4.15–5.30: Interactivity, Engagement, and Mobilization (II)

Social Media Actions and Interactions: The Role of Facebook and Twitter During the 2014 European Parliament Elections in the 28 European Union Nations —Karolina Koc-Michalska (Audencia School of Management, France), Darren G. Lilleker (Bournemouth University, United Kingdom), Tomasz Michalski, and Jan Zajac

Social Media as Spaces for Mobilization and Citizen Participation in Venezuela —Elias Said-Hung and Jorge Valencia Cobos (Universidad del Norte, Colombia)

The Social Media Paradox Explained: Comparing Political Parties’ Facebook Strategy vs. Practice
—Bente Kalsnes (University of Oslo)

The Dialectics of Online Election Campaigns in Non-Democratic Environments: The Case of Russia
—Jennifer Shkabatur (IDC Herzliya, Israel)

Chair: Jennifer Stromer-Galley (Syracuse University, USA).

Friday, July 3

9.00–10.15: Media Logics, Campaigning, and Power (II)

Campaigns, Digital Media and Mobilization in India
—Taberez Ahmed Neyazi (Jamia Millia Islamia University, India), Holli A. Semetko (Emory University, USA), and Anup Kumar (Cleveland State University, USA)

Styles of Social Media Campaigning and Influence in the Political Twitter Sphere: Linking Survey Data on Candidates with Twitter Data
—Bernard Enjolras and Rune Karlsen, Institute for Social Research, Norway

Four Uses of Digital Tools in Political Campaigns: Routines, Information, Resource, and Symbol
—Andreas Jungherr (University of Mannheim, Germany).

The Popularization of Political Communication on Facebook —Diego Ceccobelli (Scuola Normale Superiore, Italy)

Chair: Dave Karpf (George Washington University, USA).

10.15–10.45: Coffee Break



10.45–11.55: Interactivity, Engagement, and Mobilization (III)

Party Campaigners or Citizen Campaigners? How Social Media Contribute to Deepening and Broadening Party-related Engagement in Comparative Perspective
—Cristian Vaccari (Royal Holloway, University of London, United Kingdom and University of Bologna) and Augusto Valeriani (University of Bologna)

Analyzing the Implications of the BJP’s Use of Social Media to Engage Indian Voters
—Pallavi Guha and Kalyani Chadha (University of Maryland)

Do Candidates Still Avoid Online Interaction? Democracy and Citizen Empowerment Through Communicative Interactions Between Campaigns and Voters in the 2010 Brazilian Presidential Election
—Camilo Aggio (Federal University of Bahia, Brazil)

Chair: Holli A. Semetko (Emory University, USA)

12.00–1.00: Party Organizations, Connective Action, and Hybridity (II)

New Recruits, the Same Old Recruits or a Digital Dead-end? Organizational Ramifications of Online Political Posters and UK Political Parties on Facebook —Benjamin Lee and Vincent Campbell (University of Leicester, UK)

The Digital Public Sphere: A Non-Official Public Space?
—Víctor Sampedro Blanco (Universidad Rey Juan Carlos, Spain) and Mayra Martínez Avidad (Universidad Camilo Jośe Cela, Spain)

The Determinants and Dynamics of Twitter-based Interactions Among Candidates
—Michaël Boireau, Matteo Gagliolo, Emilie van Haute, and Laura Sudulich (Universite libre de Bruxelles, Belgium)

Chair: Darren G. Lilleker (Bournemouth University, United Kingdom) 1.00–2.15: Lunch Break

Note: lunch will not be provided. There is a good choice of places to eat in the hotel and within walking distance.

2.15–3.30: Party Systems and Digital Media (II)

Twitter as a Predictive Tool: a Case Study in the South of England during the UK's 2015 General Election
—Ivor Gaber (University of Sussex, United Kingdom)

“They’re here...”: Western, Central, and Eastern European Parties on Users’ Social Media Timelines
— Javier Lorenzo Rodríguez (Universidad Carlos III de Madrid, Spain).

#elections: The Use of Twitter by Provincial Political Parties in Canada —Tamara A. Small (University of Guelph) and Thierry Giasson (Université Laval)

Ready, Set, Go! Cyberpolitics Are Ready for the Elections: The Cases of Argentina, Spain and Venezuela in the First Half of the 2015 Electoral Year
— Carmen Beatriz Fernández (Universidad de Navarra, Spain), Andreina Itriago (Universitat de Barcelona, Spain), and Beatriz Nieto.

Chair: Johanna L. Dunaway (Louisiana State University, USA). 3.30–4.00: Coffee Break

4.00–5.15: Interactivity, Engagement, and Mobilization (IV)

Agenda-Setting Under Disintermediation: Evidence from Facebook in the U.S. 2012 Election
—Deen Freelon (American University, USA)

Effects of First Time Voters’ Political Social Media Use on Electoral Behavior -
A Smartphone-based Measurement of Media exposure to Political
Information in an Election Campaign
— Jakob Ohme (University of Southern Denmark), Claes de Vreese (University of Amsterdam), Kim Andersen (University of Southern Denmark), Camilla Jensen (University of Southern Denmark),, and Erik Albaek (University of Southern Denmark)

Affordances of Social Media in Nigerian Fourth Republic Elections —Presley Ifukor (University of Münster, Germany) and Emmanuel Akin- Awokoya (High Tech Center for Nigerian Women and Youths, Nigeria)

Political Deliberation and Conversation between Political Elites and Internet Users on Facebook and Twitter during a Local Election: a Political Communication Systems’ Approach
—Juan S. Larrosa-Fuentes (Temple University, USA).

Chair: Karolina Koc-Michalska (Audencia School of Management, France) 5.15–6.00 Concluding Session

Free discussion involving the whole group.

6.00: Workshop Ends

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jueves, agosto 07, 2014

Innerarity: Buena democracia, mala política

Precisamente en un momento en el que la ‘calle’ parece demandar una política más receptiva a sus demandas, el filósofo Daniel Innerarity, director del Instituto de Gobernanza Democrática (Globernance) se erige en defensor de la democracia indirecta. En su intervención durante el encuentro internacional de la Asociación de Comunicación Política (ACOP) en Bilbao el pasado 17 de julio, Innerarity afirmó que “tenemos una buena democracia y una mala política”. A su juicio, tenemos un espacio político que funciona (no se echan en falta espacios de protesta, porque los ciudadanos pueden expresar su malestar sin muchas trabas) pero sufrimos “una mala política”, es decir, “la capacidad de convertir esa amalgama de opiniones en transformaciones políticas no funciona”.

El catedrático de Filosofía Política y Social considera que están cambiando las formas de activismo político, dando lugar a una ciudadanía “intermitente”. “Más que contralar al ejecutivo, las movilizaciones en la red se orientan a evitar el abuso de poder, son actos intermitentes y apolíticos, sin estructura duradera de intervención”, opina. El ‘clicktivismo’ (el activismo online canalizado a través de webs como change.org o avaaz.org) y el consumo político (‘votar’ con el carro de la compra) serían actos de “soberanía negativa”. Según Innerarity, plataformas como el 15-M, la Plataforma Antideshaucios o el movimiento Occupy, así como las manifestaciones en Burgos, Nantes, o Stuttgart que bloquearon el desarrollo de ciertas infraestructuras “no se inscriben en un marco político coherente, solo hay la presión del momento”.

Curiosamente, es la denostada política tradicional la que puede dotar de continuidad a los deseos de cambio. A decir de Innerarity, “si los partidos políticos sirven para algo, es para dar una continuidad a políticas como las de infraestructura y vivienda”. Pero son precisamente los partidos políticos tradicionales los que se encuentran bajo asedio, no tanto por parte de la población general sino por sus correligionarios más extremistas. Según Innerarity, “todos los partidos tienen un tea party”, una sección que marca las líneas rojas que el partido mainstream no puede atravesar, impidiendo así la transacción con el enemigo. Así, el movimiento Libres e Iguales no estaría dirigido contra los independentistas catalanes, sino contra el propio Mariano Rajoy.

Innerarity apuntó además los límites de dos modas políticas que arrastran gran entusiasmo en la actualidad: los referendos y la transparencia. Según el filósofo, los plebiscitos reflejan peor la pluralidad de la sociedad que las opciones de representación. Reducen todo a algo binario (sí o no), sin matices. Es por ello que un referendo “debe estar al final de un proceso deliberativo, no al principio”, explica Innerarity. La transparencia, otro de los mantras en boga, “da la idea de que la política tiene que ver con datos o evidencias ocultadas por ciertos intereses, y no es así”, observa el filósofo.

El director de Globernance ofrece una interpretación psicoanalítica para la gran ruptura entre el principio de placer, representado por los populistas, y el principio de realidad, gestionado por los tecnócratas. En un contexto de crisis, las diferencias entre las fuerzas del establishment (izquierda y derecha) se reducen en gran medida. Cuando esto ocurre, una parte de la población quiere optar por algo que se encuentre fuera del principio de realidad. “Los partidos de la llamada casta”, observa Innerarity, “han gobernado y volverán a gobernar; saben lo caro que resulta pagar las facturas de las promesas no cumplidas.” La gran dificultad de la política no es ganar elecciones, sino ser reelegido. Los partidos del establishment, dice el filósofo, saben de esto, saben que en algún momento hay que recurrir a los adversarios.

El director de Globernance encuentra en la propia lógica democrática uno de los grandes peligros para la democracia. Se supone que hay que hacer “lo que quiere la gente”, pero, “¿qué es la gente?”, se pregunta Innerarity: “¿la encuesta de mañana? ¿los que aprobaron la Constitución? ¿las generaciones futuras?”. Sí, la gente puede ser todo eso, apunta el filósofo, pero en un contexto de responsabilidad. Según Innerarity la política se está gestionando desde el corto plazo, “y eso genera atascos”. También se muestra intrigado ante las encuestas que revelan que, según los españoles, “la política es uno de nuestros peores problemas”. “¿Qué queremos decir con eso?”, pondera Innerarity.

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sábado, julio 26, 2014

La política como profesión en la era de Podemos

¿Debe ser la política una actividad limitada en el tiempo, un episodio pasajero de alto compromiso cívico? ¿Puede ser una actividad profesional? ¿O acaso el mero hecho de convertirse en tal redunda en la inevitable consagración de una “casta” autocomplaciente, separada del común de los mortales? La profesionalización de la política, uno de los temas clásicos de la politología, ha vuelto al primer plano con el ascenso de Podemos, una formación que ha hecho del azote a las élites una de las principales bazas de su éxito electoral.

El encuentro internacional de la Asociación de Comunicación Política (ACOP) celebrado en Bilbao del 17 al 19 de julio de 2014 permitió comparar las dos posturas sobre el tema. Por una parte, Manuel Alcántara, catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Salamanca y autor del reciente libro El oficio de político (Tecnos, 2012), opina que “la política también se aprende sobre el terreno, si vuelves a casa a los cuatro años se pierde lo que esa persona ha aprendido”. Por la otra, Carolina Bescansa, politóloga de la Complutense y responsable de la Unidad de Análisis Político de Podemos, observa que su formación cuenta con profesionales en la política, en lugar de profesionales de la política. El Pablo Iglesias de hace un siglo tuvo que pedir en las Cortes que la política fuese retribuida para que las clases populares pudiesen tener representación. El Pablo Iglesias del siglo XXI pide justo lo contrario.

Bescansa ve un lado oscuro en la profesionalización de la comunicación política: “¿Qué es lo que la comunicación política ha aportado a la calidad de la democracia? Las técnicas de la comunicación política se han convertido en herramienta del tacticismo y el cinismo político. Las herramientas de la comunicación política no pueden suplir a la política misma”. Para Bescansa, los spin doctors son parte de la casta desprestigiada. A su juicio, debe abandonarse el uso táctico de la comunicación para impulsar una práctica política mejorada.

La estrategia de Podemos relatada por Bescansa dio la impresión de que el éxito electoral de la formación fue fruto de una planificación exhaustiva más que la consecuencia de un voto protesta en unas elecciones de segundo orden. El de Podemos sería el voto que canalizó aquellas ansias de reforma que los partidos mayoritarios no se atrevieron a tocar. Podemos llevaba cuatro meses de existencia cuando sorprendió por su resultado electoral en mayo de 2014, pero el equipo detrás de la formación llevaba mucho más tiempo dedicándose al análisis político. A juicio de Bescansa, España arrastraba un déficit de legitimación institucional con cinco focos de atención: 1) los responsables de la crisis económica, 2) la pérdida de vigencia del eje izquierda/derecha en las cuestiones clave, 3) las identidades nacionales, 4) la estructura del Estado y 5) la jefatura del Estado.

Según la profesora de Metodología de la Complutense, las estadísticas mostraban que los grandes consensos de 1978 se habían roto. Los partidos, los políticos y las instituciones alcanzaban cifras récord de descrédito. Si bien en los 80 una mayoría de la población entre el 55 y el 60% los apoyaba, en el bienio 2010-2012 entre un 80 y un 85% de los españoles manifestaban tener muy mala opinión de los partidos políticos. A decir de Bescansa, las cifras debían leerse en su contexto, prestando atención a los valores absolutos y no solo a la posición relativa. Si Rosa Díez es la política más valorada con un 3,5 de nota, lo importante no es aproximarse a su valoración, sino darse cuenta de que ningún político supera el 3,5 de nota.

Para Bescansa las opiniones de los ciudadanos ya no se explican solo por su posición ideológica en una escala de izquierda a derecha. Así, en 2011 la tasa de concentración de voto (la suma de votos de PP y PSOE) cae once puntos. Podemos ve en esta caída una evidencia de la descomposición de los partidos del 78, una oportunidad para una “campaña relámpago” que, para ser efectiva, debía articular su propuesta de transformación social  en torno a dos o tres temas clave.

La influencia de las campañas electorales en el voto de los ciudadanos es otro de los asuntos eternamente debatidos entre los politólogos. Bescansa cree que dicha influencia es cada vez mayor, y que para descubrir su efectividad no se debe preguntar al encuestado si la campaña le influyó, ya que existe un factor de desirabilidad social que le obligará a decir que no se ha visto influido en absoluto por la propaganda electoral. Para Bescansa es más útil preguntar por el momento en el que el elector decidió su voto. Según sus datos, en las europeas de 2014 el 40% de los electores decidió su voto durante la campaña, lo que pudo beneficiar a una candidatura insurgente como Podemos.

El equipo electoral de la formación de Pablo Iglesias se diferenciaba del resto de los partidos políticos en dos aspectos: 1) estaba formado por jóvenes profesionales muy preparados pero con un limitadísimo presupuesto (solo consiguieron dinero para liberar a 8 personas con un salario entre los 800 y los 1.200 euros) y 2) trabajaba de manera horizontal, lo que redundaba en un relato electoral más coherente, según Bescansa.

El proceso de construcción de Podemos fue la principal noticia sobre la propia formación: la consecución de avales para presentarse a las elecciones, el diseño del programa electoral y la celebración de elecciones primarias fueron tres hitos “coherentes con la propia propuesta política” de Podemos, de acuerdo con Bescansa.

Este corresponsal preguntó a la estratega de Podemos sobre dos cuestiones:
  1. La incómoda relación de Podemos con el liberalismo: nuestras democracias son democracias liberales, en las que las decisiones mayoritarias se topan con el límite impuesto por la protección de los derechos individuales. Podemos parece olvidarse del apellido liberal de las democracias occidentales.
  2. La resurrección del mandato imperativo: Podemos quiere convertirse en una auténtica correa de transmisión de sus electores, limitando la autonomía del representante por la que abogaba Edmund Burke en su discurso a los electores de Bristol (1774). 
Bescansa considera el liberalismo como una de las corrientes fundamentales del pensamiento occidental, abierta a múltiples interpretaciones. La estratega de Podemos se reveló a favor de John Locke y de la defensa de la propiedad privada. Sobre el mandato imperativo, Bescansa dijo que la democracia representativa tiene muchos problemas y se mostró partidaria de una posibilidad de “fuerza revocatoria” por parte de los ciudadanos, para que “los compromisos electorales no sean papel mojado”.

Sobre el uso estratégico de las redes sociales por parte de Podemos, Bescansa afirmó que fueron los nodos de la formación (los famosos ‘círculos’) los que fueron creando la presencia de Podemos en las redes sociales de manera horizontal, sin que hubiese una orientación jerárquica por parte del equipo de campaña.

El inesperado éxito electoral de Podemos no lo fue tanto a ojos de Bescansa. “A 30 de abril de 2014 teníamos una encuesta que nos daba tres eurodiputados”, apuntó. “Lo asombroso fue el efecto y la reacción de nuestro resultado en el resto del tablero político”.

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