Mostrando entradas con la etiqueta future. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta future. Mostrar todas las entradas

lunes, julio 05, 2010

Información sin noticias

La producción y el consumo de información periodística en Internet, así como la ‘creación de valor’ para el negocio periodístico en soporte digital, son áreas de investigación en plena ebullición. Destaca por su carácter comprensivo el trabajo del profesor de la Universidad de Northwestern Pablo Javier Boczkowski, que en septiembre publicará su segundo libro, titulado News at Work: Imitation in an Age of Information Abundance (University of Chicago Press, 2010). Boczkowski estudia simultáneamente las trincheras de la producción periodística digital y el consumo de información periodística en los entornos laborales posmodernos para, según leemos en los anticipos de su libro, ofrecernos una paradójica conclusión: la diversidad de noticias es si cabe menor que en la era impresa (todos los medios digitales se copian unos a otros) y, lo que es peor, el público lector parece demandarlo. El trabajo se enriquece además con apuntes comparativos entre Estados Unidos y Argentina. El pasado 16 de junio Boczkowski participaba en una mesa redonda sobre ‘El mercado de la información periodística en la web’, organizada por el Social Media Club France en el restaurante La Cantine de París, coincidiendo con la publicación del último número de la revista Réseaux (Communication – Technologie – Société), que aborda el estado de la investigación sobre el periodismo digital.

En relación a este tema, la revista The Atlantic publicaba en su número de junio de 2010 un informe sobre los presuntos esfuerzos de Google para salvar el negocio periodístico. En el artículo, firmado por el veterano periodista James Fallows, se destacaba un hecho intrigante: el trabajo periodístico de calidad parece sucumbir a los criterios de los motores de búsqueda más populares en Internet. Un resumen de situación sobre un tema determinado en Wikipedia tiene más posibilidades de figurar entre los primeros resultados de una búsqueda en Google que la última noticia sobre el tema publicada por el New York Times, Le Monde, o El País. Los resultados de los buscadores priman los contenidos temáticos frente a los episódicos, de ahí el reciente experimento de Google y algunas cabeceras de prensa norteamericanas conocido como Living Stories, que permite agrupar noticias creando una especie de página temática gestionada por el propio diario digital. Como ejemplos, destacamos las páginas temáticas sobre la reforma sanitaria del Washington Post y sobre el cambio climático del New York Times. El código fuente de Living Stories está a la libre disposición de cualquier medio digital que desee utilizarlo.

Investigación académica y experimentación profesional. Quizá sean ésas las claves para entender el presente y ganar el futuro.

###

sábado, abril 03, 2010

La crisis de la CNN

El canal todo-noticias por excelencia ha perdido casi la mitad de su audiencia en un año. El espacio de entrevistas del legendario Larry King reúne entre cuatro y cinco veces menos espectadores que su programa rival en Fox News, y en varias ocasiones ha perdido la batalla nocturna ante Rachel Maddow, presentadora del canal de noticias MSNBC (supuestamente de centro-izquierda).

La CNN se resiste a ideologizar sus noticias, pero el veredicto de la audiencia es claro: gana el partidismo, pierde la objetividad. Los analistas mediáticos se han apresurado a recomendar programas que visualicen el conflicto político con más claridad, bien resucitando el debate Crossfire, como propone Michael Calderone en Politico, o pidiendo a periodistas de izquierdas que analicen la actualidad de derechas y viceversa, como sugiere el profesor de la NYU Jay Rosen, quien también aboga por dar cancha a las opiniones libertarias con un programa diario.

Quizá la observación más aguda sea la de Michael Hirschorn para la New York Magazine: el problema de la CNN es su modelo. En un contexto de abundancia de información, su receta de noticias con un poco de análisis se ha quedado obsoleta. La información pura y dura no interesa, es redundante. En cambio, la tertulia radiofónica televisada sí crea adeptos, y encima es mucho más barata.

Algo similar parece detectarse en los primeros meses de vida de la TDT (televisión digital terrestre) en España. El programa de debate político El gato al agua (Intereconomía TV), que podría considerarse el equivalente español a la hora de Bill O’Reilly en la Fox News, cosecha más audiencia que todos sus rivales juntos, según datos citados por el blog ‘Viendo la Tele’.

En los estertores de la Guerra Fría, y durante los años 90, los académicos llegaron a acuñar el término ‘efecto CNN’ para referirse a la curiosa simbiosis entre la cobertura intensiva de crisis internacionales y la política exterior de los Estados Unidos. Ahora la pérdida de audiencia de la CNN frente a sus rivales más ideologizados pone una vez más sobre el tapete la discusión sobre las consecuencias de la polarización de la audiencia para la democracia y el periodismo convencional.

Para estudiar a fondo estas cuestiones, recomendamos la magistral tesis doctoral de Talia Stroud, Selective exposure to partisan information (University of Pennsylvania, 2006), así como su artículo de 2007 “Media Effects, Selective Exposure, and Fahrenheit 9/11” (Political Communication 24 (4): 415-432).

###

sábado, febrero 20, 2010

El futuro del periodismo: Visiones académicas

Los números más recientes de las revistas Journalism Studies (Vol. 11, No. 4) y Journalism Practice (Vol. 4, No. 3) recogen los mejores papers presentados durante la conferencia sobre el futuro del periodismo que se celebró en la Universidad de Cardiff en septiembre de 2009. Los respectivos índices de contenidos se refieren a continuación. Viene a cuento citar aquí un reciente artículo de la Chronicle of Higher Education americana (‘Academe and the decline of news media’, 15 de noviembre de 2009) en el que se recopilan las opiniones de destacados académicos sobre el ‘declive’ del periodismo.

###

Journalism Studies (Vol. 11 - No. 4)
The Future of Journalism Special issue

FOREWORD, by Jay G. Blumler

INTRODUCTION, by Bob Franklin

PLENARY PAPER: The Future of Journalism, by James Curran

ARTICLES

  • The Past is Prologue: How 19th Century journalism might just save 21st Century newspapers, by Debra Reddin van Tuyll
  • Labour, New Media and the Institutional Restructuring of Journalism, by James R Compton and Paul Benedetti
  • From ‘Me’ to ‘We’: The changing construction of popular tabloid journalism, by Martin Conboy and John Steel
  • Rethinking (Again) The Future of Journalism Education, by Donica Mensing
  • The Shifting Cross Media News Landscape, by Kim Schroder and Bent Steeg Larsen
  • Rituals Of Transparency: Evaluating Online news outlets’ use of transparency rituals in the US, UK and Sweden, by Michael Karlsson
  • Journalism in Second Life, by Bonnie Brennen and Erika dela Cerna
  • The Form of Reports on US Newspaper Internet Sites, An update, by Kevin G. Barnhurst
  • The Gradual Disappearance of Foreign News on German Television: Is there a future for global, international, world or foreign news?, by Klaus-Dieter Altmeppen
  • The Future of Newsmagazines, by Carla Rodrigues Cardoso
  • Journalistic Elites in Post Communist Romania: From the heroes of the revolution to media moguls, by Mihai Coman
  • News From and In the ‘Dark Continent’: Afro-pessimism, news flows, global journalism and media regimes, by Arnold de Beer
  • The ‘Crisis’ in Journalism: Is Australia immune?, by Sally Young


Journalism Practice (Vol. 4 - No. 3)
The Future of Journalism Special issue

FOREWORD, by Jay G. Blumler

INTRODUCTION, by Bob Franklin

PLENARY PAPER: The Future of Journalism, by Bettina Peters

ARTICLES

  • From Credibility to Relevance: Towards a sociology of journalism’s “added value”, by Heikki Heikkila, Risto Kunelius and Laura Ruusunoksa
  • Exploring the Political-Economic Factors of Participatory Journalism: Self reports by online journalists in ten countries, by Marina Vujnovic, Jane B. Singer, Steve Paulussen, Ari Heinonen, Zvi Reich, Thorsten Quandt, Alfred Hermida and David Domingo
  • Twittering the News: The emergence of Ambient journalism, by Alfred Hermida
  • Competition, Complimentarity or Integration? The relationship between professional and participatory media, by Christoph Neuberger and Christian Nuernbergk
  • “We’re Going to Crack the World Open”: Wikileaks and the future of investigative reporting, by Lisa Lynch
  • Transparency and the New Ethics of Journalism, by Angela Phillips
  • The Development of Privacy Adjudications by the UK Press Complaints Commission and Their effects on the Future of Journalism, by Chris Frost
  • Letters From The Editor: American Journalists, the Internet and the future of Journalism, by Wendy Weinhold
  • Changes in Australian Newspapers 1959-2006 and Beyond, by Rodney Tiffen
  • The Impact of ‘Citizen Journalism’ on Chinese Media and Society, by Xin Xin
  • Not Really Enough: Foreign donors and journalism training in Ghana, Nigeria and Uganda, by Anya Schiffrin
  • Where Else is the Money? A study of innovation in online business models at Newspapers in Britain’s 66 Cities, by Francois Nel

###

sábado, febrero 13, 2010

Schudson: Lo mejor está por venir

Internet no matará al periodismo. Simplemente, lo hará un poco diferente a como lo conocemos, y muy probablemente lo mejore. Así lo cree Michael Schudson, sociólogo del periodismo por excelencia en los Estados Unidos, que el pasado jueves, 11 de febrero, pronunció una conferencia sobre el futuro del periodismo de calidad en la Annenberg School for Communication and Journalism de la University of Southern California. A decir de Schudson, los ideales contemporáneos del reportero como vigilante del poder surgieron en la década de 1960, de ahí que cualquier presunto declive del periodismo lo sea en comparación con la era Watergate y la generación que la siguió. En 1945, Walter Lippmann -recuerda Schudson- cubría los discursos que él mismo escribía a los políticos. Hasta la guerra de Vietnam y la revuelta por los derechos civiles, la distancia entre el publicista y el periodista era casi nula.

En consonancia con otros autores como McChesney y Nichols, cuyo reciente libro comentábamos la semana pasada, Schudson defiende el subsidio estatal al periodismo, que pasaría a considerarse una actividad de bien público cuya dependencia financiera del Estado no habría de comprometer, necesariamente, su independencia profesional. “Un cuarteto de cuerda no tiene un plan de negocio”, dice Schudson. El profesor de la Universidad de Columbia considera que la financiación pública convivirá con la financiación comercial y filantrópica. Pero advierte: “Cualquier fuente de financiación es una fuente potencial de corrupción”.

Más información en la nota de prensa de la Annenberg-USC y en las notas del propio Schudson.

###

sábado, enero 30, 2010

McChesney y Nichols: Cómo salvar al periodismo

El comunicólogo Bob McChesney y el periodista John Nichols no lo tienen fácil. Intentan convencer a los americanos de que la solución para salvar al periodismo son los subsidios públicos. Los autores del libro The death and life of American journalism: The media revolution that will begin the world again (Nation Books, 2010) dicen que los Estados Unidos deben seguir el ejemplo de Suecia, Dinamarca, Noruega y Reino Unido, donde el Estado subsidia el ejercicio del periodismo, una actividad no rentable comercialmente que ha de considerarse un ‘bien público’ subvencionable, como la educación o la sanidad.

Para McChesney y Nichols, la era del periodismo comercial (financiado con publicidad) es una anomalía histórica, no la norma, incluso en Estados Unidos. De hecho, defienden los autores, el crecimiento de la industria periodística en la joven república federal fue posible gracias a los subsidios gubernamentales al envío postal y a la impresión de periódicos. Ahora, debido a la revolución tecnológica, el mercado publicitario ya no necesita adjuntarse a las noticias periodísticas para promocionar sus productos. Puede hacerlo por sí solo a través de, por ejemplo, las redes sociales. El gran peligro para la democracia, dicen estos autores, es que al quedarse el periodismo huérfano de sus fuentes de financiación, el apetito popular por las noticias lo satisfagan el gobierno y las grandes corporaciones. Estamos en la antesala de un Estado de propaganda, advierten.

La era del periodismo comercial está tan arraigada en la patria de la libre empresa y la iniciativa individual que la idea del Estado subsidiando a su mayor crítico (la prensa) se antoja como una contradicción en sus términos. La solución no consistiría en echarse en los brazos del agotado Papá Estado, sino en encontrar un nuevo modelo de negocio para el periodismo en la era digital. McChesney y Nichols tienen también respuesta para este argumento. Dicen que el pago por visión de contenidos que anuncian el New York Times y los medios de Murdoch es una medida condenada al fracaso. Insisten en que es posible tener una prensa crítica aún cuando los salarios de los periodistas dependan del Estado. Habría que poner en marcha medidas de control institucionales para garantizar la independencia de los periodistas respecto al poder político. Suena a algo así como la libertad de cátedra de los profesores universitarios.

Curiosamente, el tipo de subsidio propuesto por McChesney y Nichols, el ‘voucher’ o cheque público, es una solución netamente americana. Es el contribuyente el que elige a quién se destina la parte de sus impuestos que el Estado dedica a financiar los medios. La medida recuerda a los ‘school vouchers’ (propuestos por el mismísimo George W. Bush, bestia negra para McChesney y colegas), unos certificados emitidos por el Estado que los padres utilizarían para pagar la escuela a la que decidiesen llevar a sus hijos.

El tratamiento puede ser discutible, pero el diagnóstico de los autores parece bastante acertado. No obstante, conviene recordar que Estados Unidos cuenta con un medio público exitoso, la National Public Radio, muy popular entre los votantes demócratas. Los ciudadanos que deciden contribuir a su financiación con donativos reciben detalladas cartas en las que se explica el destino de sus dineros. Todo un ejemplo de ‘accountability’, palabra que, no por casualidad, tiene difícil traducción al español. En la cultura anglosajona, ‘rendir cuentas’ es un acto de responsabilidad, no una obligación. Tampoco es casualidad que McChesney y Nichols se olviden de la Europa meridional a la hora de ensalzar los medios públicos europeos. Algunas ausencias –esto lo saben muy bien los periodistas de ayer y de hoy– son sonoras.

Más información:


###

sábado, noviembre 28, 2009

¿Señala Chicago el futuro del periodismo?

A principios de este año, la película Ejecutiva en apuros (título original New in Town, estrenada en USA en enero de 2009) pasó sin pena ni gloria por la cartelera cinematográfica. No es, la verdad sea dicha, una joya del celuloide, pero el film ofrece una moraleja relevante para los tiempos que corren: Ante la crisis de las grandes corporaciones, la solución es el cooperativismo. Resumimos el argumento: Una ejecutiva de Miami (Renée Zellweger) es enviada a un pueblo de Minnesota para hacer recortes en la plantilla de una fábrica de yogures. La joven directiva acaba por reconocer la imbricación de la fábrica en la vida del pueblo, se enamora del líder sindical local y, en vez de despedir al personal, ayuda a los trabajadores a crear un nuevo producto que acabarán comercializando como cooperativa, libres de las ataduras de los dueños de Miami.

Si cambiamos los yogures por noticias, y si reemplazamos a la hermosa Zellweger por un señor calvo llamado James O’Shea, entenderemos cómo ha nacido la Chicago News Cooperative, una cooperativa de noticias fundada por antiguos periodistas del Chicago Tribune. O’Shea fue enviado como director al Los Angeles Times (propiedad de la Tribune Company) a finales de 2006 para intentar resucitar al legendario periódico. Catorce meses después O’Shea se despedía de la plantilla ante las presiones de la compañía, que insistía en más cortes de personal de los que el veterano periodista podía admitir. En la primavera de 2009, mientras disfrutaba de una de las becas del Shorenstein Center de la Universidad de Harvard, O’Shea pensó en el cooperativismo como la solución definitiva a los eternos conflictos entre periodistas y propietarios de medios.

En Octubre de 2009 arrancaba la Chicago News Cooperative (CNC) con el bueno de O’Shea al frente de un selecto equipo de periodistas y free-lancers desafectos que espera alcanzar estabilidad financiera en cinco años. La cooperativa tiene ya como cliente de referencia al New York Times, con el que se ha comprometido a producir dos páginas de noticias dos veces por semana, los viernes y los domingos. También ha llegado a un acuerdo con la televisión pública de Chicago, la WTTW, para la que producirá “periodismo de servicio público” con los tradicionales estándares periodísticos de accuracy (precisión) y balance (equilibrio). A principios de 2010 la cooperativa tiene previsto lanzar su propio website, el Chicago Scoop, que, atención, funcionará por suscripción. ¿Tanto alboroto revolucionario para seguir los pasos del conservador Rupert Murdock? No. O’Shea dice que los suscriptores no serán clientes, sino miembros de la cooperativa. Todo al módico precio de dos dólares a la semana (un dólar para estudiantes). O’Shea dice que los lectores se organizarán en redes temáticas de su preferencia, de manera que los aquellos suscriptores interesados en política exterior podrán sugerir ideas a los periodistas en plantilla, que serán unos 20 ó 25. Chicago Scoop no solo hablará de política, sino también de deportes, cultura y negocios.

El cooperativismo como forma de propiedad de un medio de comunicación no es algo nuevo. El rotativo parisino Libération nació de los ardores del Mayo del 68 con una organización puramente horizontal, si bien acabó sucumbiendo a una forma de propiedad más convencional, con accionistas de referencia. Si realmente la crisis de 2008 augura un nuevo mundo, podríamos estar en las postrimerías de un periodismo desligado de las tradicionales familias propietarias --al estilo de los Sulzberger y su New York Times--, o de los grandes conglomerados mediáticos como News Corporation. ¿Llega la era del periodismo ‘.org’, sin ánimo de lucro y apoyado por fundaciones? Chicago ya nos dio una escuela en la economía (el neoliberalismo Hayekiano), en la sociología (la ecología urbana de Robert Park), y en la arquitectura (los rascacielos del canon Sullivan). Seguiremos atentos por si también hace lo suyo con el periodismo.

Technorati tags: , , , , , , , , , , .

sábado, octubre 10, 2009

El futuro del periodismo: Conferencia en Yale

Si, como ya han avanzado varios autores, Internet es ante todo una tecnología de desintermediación, resulta tentador dar por muertos a los mediadores profesionales de la información, a sueldo de las agonizantes empresas periodísticas.

Cierto, hay aspectos de los medios tradicionales que nadie echará en falta (su cercanía y, en algunos casos, servilismo a los poderes fácticos), pero el ethos del periodismo (ese desorden bipolar que llama a la vez a la implicación y a la distancia) se está desvaneciendo con los diarios impresos. Como escribe Mark Bowden en The Atlantic, la búsqueda de la verdad se sustituye por la búsqueda de la victoria de un determinado bando ideológico.

Hasta ahora el reporterismo más independiente lo era por el respaldo de una empresa cuya independencia política se fundamentaba en su éxito comercial. Pero el modelo de negocio periodístico tradicional está en crisis, y se teme que se lleve al propio periodismo por delante. De ahí la pertinencia de la conferencia El periodismo y la ecología de los nuevos medios: ¿Quién pagará a los mensajeros?, que se celebrará en la Universidad de Yale el 13 y 14 de noviembre de 2009, y a la que asistirán académicos y profesionales de la comunicación. El programa se detalla a continuación. Información e inscripciones en la web del simposio.

###

Journalism and the new media ecology: Who will pay the messengers?

The Conference is planned to explore four underlying questions about the future of journalism. They are provoking scholarship and substantial differences.

• How will citizens get the information they must have to make the informed decisions on which democracy depends?

• What value do national and local “legacy” media provide? Should they be preserved or replaced, and if so, how?

• What role will trained journalists continue to play in the gathering and editing of news and information?

• How will those who gather and deliver ‘high value’ information be compensated for their work?

We will explore and debate each of these questions, and more.

Friday November 13, 2009

10:00 A.M.
WELCOME AND INTRODUCTION – Dean Robert Post, Professor Jack Balkin

10:15 A.M. – 12:00 P.M.
I. WHO USES THE NEWS AND HOW?
Is the demand for news growing or contracting and why? Who seeks out and reads what kinds of information and commentary? How are the demographics of the news audience changing and are these changes driven by changes in media? Has the range of choices offered by digital media led the public away from news they ought to receive but are unlikely to seek out?
  • Tom Rosenstiel, Director, Pew Center for Excellence in Journalism
  • Lee Rainie – Pew Internet & American Life Project
  • Steve Dennen VP, Comscore
  • Joel Waldfogel (invited) Wharton School, University of Pennsylvania

12:00 – 1:00 P.M. – Lunch

1:00 – 3:00 P.M.
II. PRESERVING LOCAL JOURNALISM
Do national media divert eyes and ears from local media? Did President Obama’s Internet campaign initiatives and those of his allies encourage local voting and involvement? If so, what are the consequences for local voting and civic engagement? What is happening to local newspaper quality, content and availability? Can local online news sources supplement newspapers and newscasts? Can a mix of hyper-local digital and print media provide a stable solution? Does the condition and value of local journalism justify public subsidy?

Dimensions of the Challenge
  • Paul Starr, Princeton University
  • Steven Wildman, Michigan State University
  • Lisa George – Hunter College

Outlook for Solutions
  • Peter Shane – Executive Director, Knight Commission on the
  • News Needs of Communities.
  • Paul Bass – New Haven Independent.

3:00 – 3:15 Refreshments

3:15 – 4:45 P.M.
III, WHO WILL PAY THE MESSENGERS?
As the media ecology changes, how will investigation, editing, and production of news be structured and compensated? Legacy media have relied on a combination of subscriber-based and advertiser-based sources of income. Can subscriber-based and/or advertiserbased models survive in a digital environment and how will or must they change? To what extent can public sources of funding (non-profit organizations, foundation support, public media, government subsidies and tax credits) help sustain journalism in the new media ecology?

A. Publicly Owned and Operated Media
  • Ellen Goodman, Rutgers Law School
  • Josh Silver, Free Press
  • Laura Walker, General Manager, WNYC, New York
  • Lester Crystal, CEO, MacNeil Lehrer Productions

4:45 - 5:00 – Refreshments

5:00 – 6:45 P.M.
B. The Quest for Pay Models
  • Steven Brill, Journalism Online, Inc.
  • Martin Nissenholtz, New York Times
  • James Kennedy, AP, VP for Strategy
  • Tom Glocer, CEO, Thomson-Reuters (invited)
  • Robert Picard, Jonkoping University, Sweden
  • Penelope Abernathy, University of North Carolina, Chapel Hill.

Saturday, November 14, 2009

8:15 – 9:00 Continental Breakfast

9:00 – 11:00 A.M.
WHO WILL PAY THE MESSENGERS? (cont’d)
B. The Changing Ecology of News Media
How do peer production models work and how well do they perform traditional journalistic functions? How does a networked public sphere operate and how does it provide salient information, quality information, and set agendas for deliberation and discussion? How do digital media change the relationship between journalists and end users, and the way that news is gathered, produced, reported, and discussed? How are the profession of journalism and the professional values traditionally associated with it changing as a result of digital media?
  • Jack Balkin, Faculty Director, Knight Law and Media Program, Yale Law School.
  • Clay Shirky, NYU
  • Michael Schudson, Columbia Graduate School of Journalism and Len Downie, Managing Editor-at-Large, Washington POST.
  • Pablo Boczkowski, Northwestern University, Dept. of Communications
  • Jeff Jarvis, Knight New Media Program, CUNY.

11:00 - 11:15 A.M. Refreshments

11:15 AM – 12:45 PM
C. Non-Profit and Foundation-Funded Models
  • L3C’s - Robert Lang, Manweller Foundation
  • David Swenson, Yale University (invited)
  • Patrick Kabat, YLS ’11; Nabiha Syed, YLS ‘11
  • Bill Buzenberg Lamb, Center for Public Integrity

12:45 - 1:45 P.M. Lunch

1:45 P.M. – 3:15 P.M.
D. Direct and Indirect Government Subsidies
  • Edwin Baker, University of Pennsylvania Law School (advocates tax credits for employers of actual editorial personnel)
  • Bruce Ackerman, Yale Law School
  • William W. Fisher, III, Harvard Law School, Berkman Center (invited).
  • Stephen Nevas, Executive Director, Knight Law and Media Program, Yale Law School.
  • Jonathan Leibowitz, Chairman, Federal Trade Commission (invited)

3:15 – 3:30 P.M. – Refreshments

3:30 – 5:00 P.M.
VI. The View from the Newsroom
  • David Carr, New York Times
  • Marcia Chambers, Yale Law School, Branford Eagle
  • Bill Mitchell, Poynter Institute, Editor, Poynter Online
  • Brooke Gladstone, (invited) On the Media, WNYC
  • Linda Greenhouse, Yale Law School
  • Moderator: Emily Bazelon, SLATE, Yale Law School

Adjourn

###

Technorati tags: , , , , , , , , , .

sábado, mayo 02, 2009

La sombra del poder

Hay películas que sirven, como los fósiles, para documentar una época. Si los peores augurios se cumplen, La sombra del poder (State of Play, Kevin McDonald, 2009) podría convertirse en un homenaje romántico a un mundo que se acaba, el de la prensa y el periodismo de calidad.

Cal McAffrey (interpretado por Russell Crowe) es un periodista panzudo, no demasiado aseado, que encarna todos los estereotipos del periodista avezado. Está de vuelta de todo. La confianza de sus fuentes, ganada a pulso tras años de buen hacer, y su olfato para la noticia lo convierten en el mentor con el que todo joven periodista gustaría encontrarse al llegar a una redacción. Esa es precisamente la fortuna de Della Frye (interpretada por Rachel McAdams), joven y sagaz bloguera que escribe para la edición electrónica del periódico. El contraste entre la mesura del formato impreso y la impulsividad del formato digital son un guiño cómplice del guión. Curiosamente, es la joven bloguera quien acaba pasándose al bando del viejo periodista impreso, que quiere aguantar la noticia hasta confirmar todos los datos, y es la edición impresa (y no la digital) la que publica la exclusiva con la que se cierra la película. “Una historia como esta”, dice la joven, “merece leerse en papel.” La gruñona directora del Globe, Cameron Lynne (Helen Mirren), se convence de que ha merecido la pena confiar, una vez más, en el periodismo de calidad frente a la presión de los editores, siempre dados al sensacionalismo. ¿Qué ha pasado, por cierto, con las directoras de temple que interpreta Mirren? ¿En qué momento fueron reemplazadas por los efébicos albaceas que sufrimos en el presente?

Tal es el grado de romanticismo que los reporteros del ficticio Washington Globe escriben sus noticias en un procesador de textos similar al PC-News, la aplicación informática que revolucionó las redacciones en los años 80. Hoy en día, la mayoría de los periódicos que sobreviven permiten a sus periodistas redactar directamente sobre maqueta. Al final de la película (tranquilidad, no vamos a desvelar la trama), observamos cómo el veterano periodista deja a la joven redactora pulsar la tecla de envío (mediante la cual el texto se transfiere a la planta de filmado e impresión). Los títulos de crédito corren parejos a la cadena industrial de la impresión del periódico, que a primera hora de la mañana habrá de sorprender a sus lectores y poner en su sitio a los políticos corruptos.

¡Qué tiempos aquellos! Qué tiempos aquellos en los que las empresas periodísticas eran lo suficientemente viables económicamente como para, con todos los matices conocidos, salvaguardar su independencia editorial. Sí, es cierto, quizá estemos idealizando una época que no era tan dorada como la pintamos en nuestra memoria reciente. Pero concurrimos con Paul Starr, a quien citamos ahora por tercera vez en este blog, que Internet está reemplazando al periodismo de calidad impreso sin ofrecer una alternativa similar en formato digital. La muerte del periódico impreso se está llevando consigo al otro mundo al periodismo de calidad. El amable lector podrá diferir de este diagnóstico. Por eso recomendamos el interesantísimo debate entre Paul Starr y Steven Johnson, que publica este mes la revista británica The Prospect.

Así como La sombra del poder se convierte en una película romántica sin quizá pretenderlo (al fin y al cabo, es un thriller the excelente factura), la cartelera cinematográfica de estos días ofrece, también de forma involuntaria, momentos de irónica hilaridad. En Marley & Me (David Frankel, 2008), el protagonista empieza la película consiguiendo empleo como periodista en un gran diario metropolitano. Ése es quizá el momento más irrisorio de toda la comedia. En I Love You, Man (John Hamburg, 2009), el actor principal, un agente inmobiliario, pide matrimonio a su novia prometiéndole un gran futuro juntos en cuanto venda su próxima urbanización. Sin comentarios. El momento álgido de disonancia cognitiva nos lo brinda Confessions of a shopaholic (P.J. Hogan, 2009), película que no hemos visto, pero que, visto el contexto de crisis económica mundial en la que se ha estrenado, ha de calificarse más como film de ciencia ficción que como comedia.

El viejo orden se extingue sin dejar claro el horizonte. Aún así, resulta esperenzador ver en la joven periodista encarnada por Rachel McAdams el mismo espíritu combativo que destila el curtido Russell Crowe. La nueva generación de reporteros ya no sueña con abrir las puertas en estampida al grito de “¡Paren las rotativas!” Pero mientras haya jóvenes dispuestos a contar las verdades que duelen con el máximo rigor y profesionalidad, el periodismo no morirá. Ya lo decía el polígrafo gallego Salvador de Madariaga: El ansia de saber, y no la búsqueda de la siempre escurridiza felicidad, es la mejor de las motivaciones vitales.

Technorati tags:, , , , , , , , .

domingo, marzo 29, 2009

Cuando un periódico se va

Mientras se suceden las muertes de cabeceras de prensa históricas. Mientras los gobiernos (!) proponen planes para rescatar a la industria del periodismo impreso. Mientras académicos como el renombrado profesor Philip Meyer ponen fecha al último periódico de papel (2040). Mientras observamos como ya existen webs para poner epitafios a los caídos en el combate contra la revolución electrónica y el crack de 2008, es hora de reflexionar sobre lo que toda sociedad pierde cuando un periódico se va.

Hay quien plantea esta crisis de la prensa de papel como la evidencia definitiva de la crisis del periodismo tradicional, que vería amenazada su supremacía como proveedor de información sobre asuntos públicos y opinión e interpretación cualificadas. Sin embargo, lo que está en crisis no es el periodismo de calidad, cuya demanda sigue intacta, sino –como ya advertíamos en este blog citando a Paul Starr- la base financiera que sostenía su producción. La prensa ya no es el gran intermediario de los mercados locales (y quizá tampoco de los nacionales). Internet, y no la prensa, es el ahora la fuente de referencia para buscar un piso o vender un coche de segunda mano. Este papel como intermediarios era el que permitía a los periódicos ser lo más independientes posible de anunciantes y gobiernos, y el que ayudaba a financiar el envío de periodistas a Irak o corresponsales a Tokio. No está en quiebra el ideal de proporcionar información plural. Lo que está en quiebra es la fuente de ingresos que permitía a las empresas periodísticas ofrecer dicha información.

El estudio del impacto de Internet en el periodismo se centra a menudo en la producción de noticias. Hay que redactar en frases ultracortas, además de colgar vídeos y sonidos. Es la era multimedia. Cierto. Pero lo que ha cambiado con Internet no es tanto la manera de hacer periodismo como la manera de consumirlo. La consulta matutina de las noticias en Internet (en la mayoría de los casos, en las webs de los periódicos convencionales) ha reemplazado al ritual de ojear el periódico impreso en la cafetería. Aunque no dispongo de evidencia para probarlo, sospecho que la lectura en papel se deja ahora para los fines de semana, o para las noches. Lo que podría explicar el éxito de semanarios como The Economist, cuyas suscripciones han aumentado, no disminuído, en la era de Internet. El New York Times ofrece desde hace tiempo suscripciones en exclusiva para su edición dominical, lo que podría ser otro indicador de esta tendencia.

Hay algo en el formato papel que conviene destacar antes de celebrar su desaparición. De nuevo, nos falta evidencia científica al respecto, pero no es difícil aventurar que la lectura en papel permite y fomeanta una mayor capacidad de abstracción. En su ya famoso artículo, “Is Google making us stupid?”, Nicholas Carr (The Atlantic, Julio/Agosto 2008) confesaba que el hábito de consumir información en Internet le ha hecho perder concentración. La lectura de voluminosos libros que antes devoraba con fruición le resulta ahora una tarea dantesca. En vez de bucear y sumergirme en el mar de información, dice Carr, lo que ahora hago es pasar por encima de ese mar dando saltos, como si estuviese a los mandos de una moto náutica. Difícil encontrar analogía más original y precisa.

El periódico diario ofrece además, a decir del sociólogo Craig Calhoun, jerarquía y orden. Es por ello que este corresponsal todavía necesita consultar las portadas de los diarios para luego ir a tiro fijo en sus ediciones electrónicas, que a menudo priman la secuencialidad y la actualidad de la información sobre la relevancia de la noticia. Claro que esto supone legitimar a una casta de profesionales, los periodistas, para sugerir la dieta informativa, algo que es políticamente incorrecto en la era de Internet. Es más, hay quien dice que el filtrado de contenidos es ahora tarea de los usuarios y no de una casta de sesudos editores. Todo se publica automáticamente, sin selección; es el trabajo de los usuarios otorgar puntuación a los contenidos para hacerlos subir en popularidad, llegando a una audiencia más amplia.

Hay algo en lo que un periódico y su madre, la ciudad, se parecen. Es en la concentración de diversos intereses donde uno conoce, de manera accidental, aspectos imprescindibles para la vida de uno, pero que uno no buscaba intencionadamente. Para conocer las novedades sobre comunicación política, no hay nada como suscribirse a los diversos blogs que abordan la disciplina. Pero para que el experto en comunicación política conozca cómo va el mundo y cuáles son las tendencias sociales y económicas que han de influir en su práctica profesional, lo mejor es consultar la prensa de calidad, que ha de ofrecer el encuentro casual con lo importante hecho interesante.

Por más que amemos el periódico impreso, hay que evitar la tentación de convertirnos en luditas y retrógrados. Hay que asumir los cambios y adaptarse. Ésa es la clave de la supervivencia de cualquier especie, incluidos los dinosáuricos periódicos. Pero en lugar de aceptar con papanatismo todo lo nuevo por el mero hecho de serlo, vale la pena ponderar qué conviene preservar de lo impreso en la era digital. El papel es el soporte de comunicación más longevo de la historia. Es verdad que la información impresa no es líquida, y es difícil moverla. Pero hay que diferenciar entre el agua del grifo y un vino reserva. Para consumir este último no valen las tuberías. Pero las dos bebidas (el agua del grifo y el vino reserva) tienen su sitio en la sociedad contemporánea.

Technorati Tags: , , , , , , , , .

martes, marzo 17, 2009

Un mundo sin periódicos, un mundo de corrupción

Los diarios metropolitanos han dejado de ser los intermediarios entre los negiocios locales y el público. Uno ya no necesita comprar un periódico para buscar trabajo o un apartamento en alquiler. Este papel como intermediarios permitía a los periódicos subsidiar la producción de periodismo de calidad. Los periódicos eran más independientes de las influencias del mercado o la política cuanta mayor era su base de lectores y anunciantes. Internet ha acabado con la función intermediadora de los periódicos en sus respectivos mercados locales, erosionando la base financiera que garantizaba la independencia periodística. Hasta la fecha, Internet no ha sido capaz de ofrecer suficiente rentabilidad económica como para producir periodismo de calidad. Por lo tanto, un mundo sin periódicos será un mundo sin periodismo de servicio público. Sin perros guardianes olfateando, nos espera un imparable aumento de la corrupción política a todos los niveles.

Este es el principal argumento del artículo “Goodbye to the Age of Newspapers (Hello to a New Era of Corruption)” del sociólogo de la Universidad de Princeton Paul Starr, publicado en la revista The New Republic, en su edición del 4 de marzo de 2009 (págs. 28-35).

El artículo está disponible en formato PDF en la web del propio Profesor Starr.

Technorati Tags: , , , , , , , , , , .