miércoles, marzo 09, 2011

El regreso de las gacetas



La prensa de calidad sobrevivirá, pero lo hará en forma de gacetas de pago y no como diario impreso. Para Jaume Guillamet, catedrático de Periodismo de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, la mediación periodística de los asuntos de interés público podría tener un mejor acomodo en publicaciones de pago para una élite de ciudadanos que en los actuales matutinos de referencia. En una conferencia pronunciada esta mañana en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Castilla-La Mancha en Cuenca, Guillamet advirtió que la prensa impresa está más amenazada por Internet que la radio o la televisión, ya que la prensa “es una industria pesada, lenta, distante, de acceso no universal y de pago”. El catedrático de la Pompeu definió el actual momento de cambio tecnológico en la industria de la comunicación como una época de “incertidumbre”, pero se mostró confiado en que la necesidad social del periodismo de calidad se mantendrá intacta, sea en un soporte o en otro. “El periodismo no es el soporte”, apuntó, “sino el contenido, y no tiene por qué morir”. La extinción del periódico impreso supondría, sin embargo, el final del, en sus palabras, “único medio netamente periodístico”: nacido para dar información y ligado a la idea de democracia liberal. "La radio y la televisión pueden vivir sin noticias; la prensa, no."

Los diarios de referencia, aclaró Guillamet, requieren todavía del compromiso de un lector dispuesto a pagar por las noticias. La información contrastada y enfriada no puede competir en instantaneidad con la radio o la televisión. El periódico impreso requiere de una costosísima parafernalia propia de la era industrial: toneladas de papel que han de imprimirse y distribuirse por toda una geografía de puntos de venta. La publicidad comercial permite reducir el precio de venta del diario impreso para hacerlo más popular, pero al coste de sacrificar la seriedad por la espectacularización. “La publicidad exige a los medios el máximo público posible. Pero a mayor público, menor calidad”, sentenció Guillamet. El periodismo sería, a su juicio, una especie de azucarillo que se diluye en el café de la industria de la comunicación. El periodismo da cierto sabor a toda esa industria, pero al coste de desaparecer como producto autónomo y diferenciable.

El catedrático de Periodismo de la Pompeu aludió además a dos corrientes de pensamiento en boga: la del ‘periodismo ciudadano’ y la del ‘todo gratis’. Guillamet ve en el periodismo participativo una reedición electrónica del amateurismo que desde siempre ha poblado el periodismo local. La teoría de que en Internet todo ha de ser gratis trae a colación el ya recurrente dilema de quién paga a los periodistas, cuya función es precisamente la de distanciarse de los protagonistas de las noticias. A juicio de Guillamet, el caso Wikileaks ha puesto de manifiesto la necesidad social del periodismo. Assange tuvo que recurrir a los medios convencionales para tener credibilidad. “El periodismo es, ante todo, intermediación”, apuntó Guillamet. El valor añadido del periodismo profesional es la elaboración de la información, el contraste de fuentes, la distancia de los protagonistas de la actualidad. “¿Qué interés tiene un periodismo no profesional, sin distancia? ¿Qué credibilidad tiene una noticia contada por sus propios protagonistas?”, se preguntó. Para Guillamet, el final del periodismo no vendrá por el fin del periódico impreso, sino por el fin de la mediación, por la sustitución de la inter-mediación a cargo de profesionales entrenados para “recoger, seleccionar e interpretar información de interés público” por la in-mediación de “lo que la gente dice que pasa”.

La conferencia de Jaume Guillamet se celebró en el marco de las jornadas “25 años después: Universidad y medios de comunicación” que, aprovechando el primer cuarto de siglo de existencia de la Universidad de Castilla-La Mancha, rememoran la evolución de la prensa y el periodismo regional desde mediados de los ochenta hasta la actualidad.

Nota: Vídeo de Los Simpson vía En caja baja.

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