sábado, noviembre 28, 2009

¿Señala Chicago el futuro del periodismo?

A principios de este año, la película Ejecutiva en apuros (título original New in Town, estrenada en USA en enero de 2009) pasó sin pena ni gloria por la cartelera cinematográfica. No es, la verdad sea dicha, una joya del celuloide, pero el film ofrece una moraleja relevante para los tiempos que corren: Ante la crisis de las grandes corporaciones, la solución es el cooperativismo. Resumimos el argumento: Una ejecutiva de Miami (Renée Zellweger) es enviada a un pueblo de Minnesota para hacer recortes en la plantilla de una fábrica de yogures. La joven directiva acaba por reconocer la imbricación de la fábrica en la vida del pueblo, se enamora del líder sindical local y, en vez de despedir al personal, ayuda a los trabajadores a crear un nuevo producto que acabarán comercializando como cooperativa, libres de las ataduras de los dueños de Miami.

Si cambiamos los yogures por noticias, y si reemplazamos a la hermosa Zellweger por un señor calvo llamado James O’Shea, entenderemos cómo ha nacido la Chicago News Cooperative, una cooperativa de noticias fundada por antiguos periodistas del Chicago Tribune. O’Shea fue enviado como director al Los Angeles Times (propiedad de la Tribune Company) a finales de 2006 para intentar resucitar al legendario periódico. Catorce meses después O’Shea se despedía de la plantilla ante las presiones de la compañía, que insistía en más cortes de personal de los que el veterano periodista podía admitir. En la primavera de 2009, mientras disfrutaba de una de las becas del Shorenstein Center de la Universidad de Harvard, O’Shea pensó en el cooperativismo como la solución definitiva a los eternos conflictos entre periodistas y propietarios de medios.

En Octubre de 2009 arrancaba la Chicago News Cooperative (CNC) con el bueno de O’Shea al frente de un selecto equipo de periodistas y free-lancers desafectos que espera alcanzar estabilidad financiera en cinco años. La cooperativa tiene ya como cliente de referencia al New York Times, con el que se ha comprometido a producir dos páginas de noticias dos veces por semana, los viernes y los domingos. También ha llegado a un acuerdo con la televisión pública de Chicago, la WTTW, para la que producirá “periodismo de servicio público” con los tradicionales estándares periodísticos de accuracy (precisión) y balance (equilibrio). A principios de 2010 la cooperativa tiene previsto lanzar su propio website, el Chicago Scoop, que, atención, funcionará por suscripción. ¿Tanto alboroto revolucionario para seguir los pasos del conservador Rupert Murdock? No. O’Shea dice que los suscriptores no serán clientes, sino miembros de la cooperativa. Todo al módico precio de dos dólares a la semana (un dólar para estudiantes). O’Shea dice que los lectores se organizarán en redes temáticas de su preferencia, de manera que los aquellos suscriptores interesados en política exterior podrán sugerir ideas a los periodistas en plantilla, que serán unos 20 ó 25. Chicago Scoop no solo hablará de política, sino también de deportes, cultura y negocios.

El cooperativismo como forma de propiedad de un medio de comunicación no es algo nuevo. El rotativo parisino Libération nació de los ardores del Mayo del 68 con una organización puramente horizontal, si bien acabó sucumbiendo a una forma de propiedad más convencional, con accionistas de referencia. Si realmente la crisis de 2008 augura un nuevo mundo, podríamos estar en las postrimerías de un periodismo desligado de las tradicionales familias propietarias --al estilo de los Sulzberger y su New York Times--, o de los grandes conglomerados mediáticos como News Corporation. ¿Llega la era del periodismo ‘.org’, sin ánimo de lucro y apoyado por fundaciones? Chicago ya nos dio una escuela en la economía (el neoliberalismo Hayekiano), en la sociología (la ecología urbana de Robert Park), y en la arquitectura (los rascacielos del canon Sullivan). Seguiremos atentos por si también hace lo suyo con el periodismo.

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