jueves, diciembre 04, 2008

Obama no triunfaría en Europa

Los partidos políticos europeos están fascinados con el fenómeno Obama. Todo candidato que se precie ha de lucir ahora una web interactiva, adornada con los recursos de la llamada Web 2.0. Los consultores políticos reciben encargos del estilo “Hazme una web como la de Obama, a ver si se me pega algo.” Pero la americanización de las campañas electorales europeas se limita al personalismo del candidato. La auténtica revolución de la campaña de Obama (los voluntarios) tiene pocos visos de encontrar su réplica a este lado del Atlántico.

En un capítulo en el que comparan las campañas americanas con las británicas, Anstead y Chadwick (2008) advierten del peso del contexto institucional en la aplicación política de las tecnologías de la comunicación. Tanto en el Reino Unido como en España, el ejecutivo depende de una mayoría parlamentaria, que es la que elige al presidente del gobierno. En Estados Unidos, son los electores (no el Parlamento) quien elige al presidente. Cualquier ciudadano norteamericano nacido en Estados Unidos puede presentar su candidatura a la presidencia. En España uno ha de ser miembro de un determinado partido (y tener el pago de las cuotas al día, dicen los estatutos del PSOE) para poder optar a que el propio partido lo elija como candidato. En las primarias presidenciales norteamericanas, cualquier ciudadano registrado como votante puede participar. En España, el PSOE introdujo las primarias tras su derrota en las generales de 1996, pero sólo los militantes del partido (y no cualquier ciudadano) pudieron participar en la elección del candidato socialista. El ganador, Josep Borrell, resultó no ser del agrado del aparato, y finalmente no concurrió como candidato en las generales del 2000. El corsé del partido no es privativo de España. En el Reino Unido, el que sería alcalde de Londres, Ken Livingstone, también ganó las primarias laboristas para competir por la alcaldía de la capital británica. El partido lo vetó, y tuvo que ganar las elecciones municipales como candidato independiente (Hopkin, 2001).

En Europa, ha escrito algún politólogo, los partidos pertenecen más al Estado que a la sociedad civil. La hipermediatización de la política prima al candidato telegénico, es innegable. Pero la americanización de las campañas europeas acaba ahí. Ni Facebook, ni YouTube, ni Twitter, ni los blogs nos darán un Obama europeo.

Referencias:

Anstead, Nick and Andrew Chadwick (October 2007) Parties, Election Campaigning and the Internet: Toward A Comparative Institutional Approach (RHUL PIR/NPCU Working Paper No.5).

Hopkin, Jonathan (2001) Bringing the members back in? Democratizing candidate selection in Britain and Spain. Party politics, 7 (3). pp. 343-361

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2 comentarios:

Albert Medrán dijo...

Y lo más importante: la financiación pública de los partidos y las campañas en España, además de la existencia de estructuras de partido estables y, en relación con Estados Unidos, grandes; hacen que el uso de internet que se hace allí no pueda aplicarse aqui. ¿Para que se usa en Estados Unidos? Para conseguir dinero y acción. Dos puntos que aquí ya están solventados...

Francisco Seoane Pérez dijo...

Totalmente de acuerdo. Gracias por el comentario.