martes, noviembre 14, 2006

Tras la resaca, llega la reflexión

Mientras los comentaristas políticos dirimen si la recuperación de las dos cámaras legislativas por los Demócratas es mérito de los ganadores o de un rival sumido en el marasmo de Irak y acusado de corrupción, los primeros análisis sobre el impacto de las nuevas formas de comunicación política (telefonía móvil e Internet) comienzan a salir a la luz.

Michael Cornfield y Lee Rainie han publicado un breve pero relevante informe (6 de noviembre de 2006) sobre el papel de Internet en la política norteamericana. Su visión está muy alejada de la tecno-euforia que domina el discurso de muchos activistas (y académicos):

  • Las donaciones recaudadas online son sólo una ínfima parte del dinero recibido por los partidos, y la práctica totalidad de los dólares transmitidos por Internet se gasta en estrategias de comunicación clásicas, como los anuncios de televisión o las cartas y llamadas por teléfono a los votantes.
  • Las investigaciones sobre los efectos de Internet en la polarzación política han ofrecido resultados contradictorios hasta el momento. Es cierto que el partidismo ha crecido entre los ciudadanos, pero no está claro que sea debido a Internet. Es más, tal y como recuerdan los autores, las encuestas revelan que aquellos que buscan información política a través de la Red están más al tanto de los argumentos sostenidos por políticos opuestos a su ideología que aquellos que se informan a través de medios tradicionales como la televisión.
  • El uso de Internet para buscar información está correlacionado con una mayor participación política, pero como dice el viejo refrán de los investigadores sociales, “correlation is not causation.” Es decir, el uso político de Internet podría ser uno de los múltiples factores (y quizá no el más importante) que explican la participación electoral.
  • Todavía está por ver, pero es casi seguro que las últimas innovaciones de la Red (la más reciente, la posibilidad para cualquier individuo de subir y compartir vídeos online a través de portales como YouTube) tienen efectos electorales más que limitados en comparación con los medios tradicionales. Y, si de verdad influyen en los electores, es muy probable que lo hagan a consecuencia de su cobertura en los medios convencionales.
  • Cornfield y Rainie concluyen que, aunque quizá algún día emerja un presidente con Net-genia que sea el equivalente de FDR en la radio o Kennedy y Reagan en la televisión, los protagonistas de la política online son, por ahora, los activistas. Las particulares características del medio (horizontalidad, bajo coste) son el maná que todo activista había soñado.

Convendría, no obstante, hacer un balance crítico del papel de las Net-roots en las Midterms americanas. La revista The Nation publica un artículo (8 de noviembre de 2006) en el que se cuestiona el triunfalismo de los bloggers y demás activistas demócratas. Entre los veinte candidatos que más donaciones online recibieron, sólo tres ganaron por un claro margen de votos. El icono de las Net-roots, el candidato Ned Lamont, perdió contra el independiente Joe Lieberman, a quien había derrotado en las primarias demócratas. Los activistas, dicen los críticos, sólo convencen a los votantes más polarizados. La mayoría centrista, la que vota en las elecciones generales y probablemetne se abstiene en las primarias, la que rechaza cualquier atisbo de radicalismo, es la que decide finalmente.

Referencias:

Cornfield, Michael y Rainie, Lee. 6 de noviembre de 2006. The Internet and Politics: No Revolution, Yet. Pew Research.

The Nation. 8 de noviembre de 2006. “The Netroots Election? Not So Fast.”

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1 comentario:

Nos dijo...

por favor entre aqui y deje sus ideas para un pensador y eso estamos buscando.

no es un partido politico ni se le parece