El comité de sabios nombrado por el Gobierno Zapatero para sugerir la reforma de los medios de comunicación públicos ya ha emitido su (predecible) informe. Los críticos lo consideran una mera defensa del statu quo: absorción de la deuda por parte del Estado, limitación de la publicidad, pervivencia del binomio canal generalista-canal de minorías, creación de un Consejo Audiovisual...
Hace un par de años, en el turno de preguntas posterior a una mesa de debate sobre los medios de comunicación públicos en España, expresé en voz alta mi extrañeza por la encarnizada defensa de una televisión y una radio públicas, cuando el Estado español se deshizo hace varios años de las cabeceras de prensa estatales heredadas del gobierno franquista. Es manifiesto que nadie echa en falta a estas últimas, y sin embargo no escuché ningún argumento convincente que me permitiera entender esa diferencia de criterio.
¿Por qué los defensores de la radiotelevisión pública ven con buenos ojos la inexistencia de periódicos públicos? ¿Tan diferentes son los medios audiovisuales de los escritos? ¿Tan diferente es el periodismo que se practica en uno y otro soporte?
El escritor y periodista catalán Arcadi Espada hurga en la herida al situar el sentido de los medios públicos en la desconfianza del Estado ante la mediación periodística. El mantenimiento de una televisión pública generalista (de variedades) tiene a su juicio la función de enganchar a la audiencia para que, entre espectáculo y espectáculo, consuma “el mensaje político hegemónico”.
El comunicólogo francés Dominique Wolton es, como ya apuntamos en este weblog, un defensor de la televisión pública generalista como gran lugar de encuentro y cohesión social. Una visión que cada día pierde más adeptos ante la fragmentación de la neo-ágora que antaño representaban los medios de comunicación de masas.
Es obvio que el poder gubernamental siempre defenderá la perviviencia de medios públicos de comunicación. Pero desde el punto de vista del periodista, ¿merece la pena seguir luchando por unos medios de comunicación a los que parece imposible desligar del gobierno, por más instancias de control que se creen? ¿Acaso no son periodismo y titularidad pública dos términos contradictorios? ¿Cómo puede un medio público favorecer el equilibro de poderes, cuando ese medio depende del poder ejecutivo y/o parlamentario? ¿Por qué defendemos para la radiotelevisión (propiedad pública) lo que nunca defenderíamos para la prensa?
4 comentarios:
Muchas gracias por tu comentario, Anahí. Tus palabras me recuerdan en parte a las pronunciadas por Carmen Caffarel, la directora de Radiotelevisión Española, en una conferencia celebrada el 15 de junio de 2004. A continuación reproduzco la cita:
"Es verdad que el poder político, en el espacio mediático público, puede condicionar el contenido de la información. Pero… ¿hay alguna garantía de que los contenidos no sean mediatizados en los medios de carácter privado? Ninguna, Vds. lo saben muy bien. El celo profesional, la ética periodística y la búsqueda de la objetividad de quienes en esos medios trabajan no siempre prevalece sobre intereses comerciales o sobre influencias de carácter político. Es verdad que eso ocurre en todos los medios, en los de carácter público también. Pero hay una sutil, y algo más que sutil diferencia. En el medio de titularidad pública la influencia, si es que existe, está, en última instancia, legitimada por las urnas, y en el medio privado suele ser difusa, no reconocible, una mezcla de intereses políticos y comerciales. Son dos fuentes de legitimidad realmente existentes en las sociedades contemporáneas. Pero entenderán Vds. que, en mi condición no ya de Directora General de RTVE, sino incluso de profesora o catedrática de Comunicación, yo considere sustancial la legitimidad que se deriva del sufragio, de la voluntad individual de todos y cada uno de los ciudadanos y ciudadanas que, en última instancia, son propietarios y, a la vez, destinatarios de los contenidos e informaciones generados por el medio público".
Los medios privados interpretaron estas declaraciones con titulares como "Cafarell dice que la influencia del poder político en los medios públicos está legitimada por las urnas". Puedes encontrar el texto completo de su intervención en el siguiente link:
http://www.el-mundo.es/documentos/2004/06/17/caffarel2.doc
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