miércoles, febrero 23, 2011

Wikileaks y la vigencia del periodismo



Las filtraciones de la web Wikileaks son importantes y no representan un fracaso del periodismo, sino de las empresas periodísticas. Así lo considera Guillermo López García, profesor de la Universidad de Valencia y ponente en una mesa redonda titulada “Wikileaks y el periodismo del siglo XXI”, celebrada esta mañana en la Facultad de Periodismo de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) en Cuenca. El debate contó también con la participación de Juan Miguel Ortega, profesor de Derecho Internacional en la UCLM, y Delia Rodríguez, periodista free-lance autora del blog ‘Trending Topics’ para El País Digital, que coincidieron en señalar el aumento de la visibilidad del poder propiciado por las filtraciones de Julian Assange, el controvertido fundador de Wikileaks.

A pesar de que los gobiernos han tratado de restarle importancia a las revelaciones de Wikileaks, López García considera que son relevantes por dos motivos: porque “nos dicen cómo funciona el poder cuando no se siente observado” y porque han destapado verdaderas exclusivas como las presuntas presiones de Estados Unidos para desarrollar la llamada “ley Sinde” contra las descargas ilegales en Internet o los supuestos intentos de silenciar la investigación judicial sobre la muerte de José Couso, camarógrafo español alcanzado por un proyectil norteamericano en la guerra de Irak. “Si alguien duda sobre la importancia de Wikileaks”, apuntó el profesor de la Universidad de Valencia, “tiene la prueba en la reacción de los gobiernos”, que han puesto el acento en las acusaciones de violación vertidas contra Assange y han presionado –con éxito– a las empresas que alojaban la web de Wikileaks (Amazon) o que facilitaban las donaciones ciudadanas mediante tarjetas de crédito (Visa y Mastercard).

A juicio de López García, Wikileaks no evidencia el fracaso del periodismo convencional, sino el de las empresas periodísticas. “Para que lo que Wikileaks dice tenga algún efecto necesitamos del periodismo tradicional”, de profesionales que sean capaces de digerir la ingente masa de datos filtrada por Assange y de comprobar la veracidad de las informaciones. De hecho, afirma el profesor, el impacto de Wikileaks se debe en gran medida a la “transversalidad” y “centralidad” de grandes medios como El País, The New York Times, Der Spiegel, Le Monde o The Guardian, que actuaron como relés amplificadores sin los cuales las filtraciones de Wikileaks difícilmente habrían llegado a acaparar la agenda de discusión pública. Paradójicamente, a su modo de ver, el caso Wikileaks pone al descubierto la dejación de funciones de las empresas periodísticas tradicionales, que evitan publicar escándalos que afecten a grandes empresas o al poder político afín. “Periodismo y empresas periodísticas no son lo mismo”, sentenció López García.

Falacia argumental
Juan Miguel Ortega ahondó en la importancia que, en su opinión, merecen las revelaciones de Wikileaks. “Los gobiernos nos dicen que lo que dice Assange ya lo sabíamos, pero eso es una falacia argumental”, advirtió. “Más que saberlo, lo intuíamos; la diferencia es que ahora tenemos pruebas de lo que sospechábamos”. Para el profesor de Derecho Internacional de la UCLM Wikileaks significa una preferencia por la denuncia anónima sobre la libertad de expresión, lo que a su juicio revela la fragilidad de las democracias occidentales, cuyos grandes medios de comunicación tradicionales se llegan a confundir con el poder político institucional.

Delia Rodríguez, para quien las filtraciones de Wikileaks son “la gran noticia mundial de los últimos treinta años”, tildó los papeles de Assange de “regalo envenado” para los medios de comunicación. Al ser una consecuencia de las debilidades del periodismo tradicional, Wikileaks ha convertido a los grandes medios en noticia, poniendo de relieve su falta de independencia y su debilidad económica debido a la ausencia de un modelo de negocio viable para el periodismo en la era digital. Rodríguez considera sin embargo que el caso Wikileaks es también “una lección de buen periodismo”, en la que los mediadores profesionales han realizado un considerable esfuerzo de síntesis y contextualización. “Tener los papeles de Wikileaks es como tener un billete de 500 euros para pagar el autobús”, dijo la periodista free-lance para explicar el desafío que para los periodistas supone la sobreabundancia de información en la web de Assange. “Wikileaks es el máximo exponente de lo que es Internet, para bien y para mal”, aseguró Rodríguez. “Es el equivalente de ‘Sálvame’ en televisión”, la expresión definitiva de las virtudes y excesos del medio en cuestión. La autora del blog ‘Trending Topics’ para El País Digital recomendó la lectura de un perfil de Julian Assange publicado por la revista Vanity Fair, pieza en la que se revela que el fundador de Wikileaks llegó a un acuerdo con varios medios de comunicación convencionales no a raíz de una calculada estrategia, sino para evitar que sus filtraciones se conociesen por otra fuente que había hecho llegar al diario británico The Guardian sus mismos archivos.

Desde el público, una de las estudiantes de Periodismo pidió a los participantes en la mesa redonda que dijesen qué le preguntarían a Julian Assange si tuviesen la oportunidad de entrevistarlo. Para Delia Rodríguez, la cuestión más candente se refiere a las prometidas revelaciones sobre el Bank of America: “Me pregunto por qué no han salido todavía”.

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