Clinton y Trump están tan igualados porque son los únicos que se pueden destruir mutuamente, según los ponentes. Si hubiera un candidato más convencional en cualquiera de los dos bandos, a estas alturas estaría por delante en las encuestas. ¿Incluso si Jeb Bush, hermano del celebérrimo George W., estuviese al frente de los Republicanos? Sí, se comería a Clinton, reconoce incluso el asesor demócrata, ya que a diferencia de ésta el ex gobernador de Florida puede hablar directamente en español a los más de 40 millones de latinos en EE.UU. Y si desde el bando demócrata se presentase Joe Biden, el vicepresidente saliente, ganaría de calle a Trump, admite Inclán. “Es una elección única”, sostiene la asesora republicana, “los candidatos han estado en el ojo público desde hace 30 años”. Tan alto grado de conocimiento, sin embargo, no equivale a confianza. “Las encuestas revelan que muy pocos votantes los invitarían a cenar”, según Soto.
Trump se ha centrado en la economía y en los damnificados por la globalización. Pero debe gran parte de su apoyo, según Inclán, al rechazo que genera Clinton. El escándalo de sus correos electrónicos, la gestión de la crisis de Bengazi como secretaria de Estado, y la controversia de los negocios de su Fundación hacen a muchos votantes inclinarse por la antigua estrella del reality The Apprentice. Con todo, Trump no lo tiene fácil. Su misoginia le hace perder entre las mujeres, un público en el que Clinton le saca la friolera de 20 puntos de diferencia porcentual.
La estrategia electoral de Clinton en 2016 es diferente a la de 2008, según Soto. Cuando se enfrentó a Obama, Hillary se vendió a sí misma como una alternativa pendular a Bush, mientras que Obama se presentó como el candidato del consenso. Curiosamente, ahora Clinton ha adoptado ese papel conciliador, mientras que Trump sería el candidato rupturista, deseoso de llegar a Washington, D.C. para ‘resetear’ el Gobierno federal. “Esta elección es para muchos una elección contra Washington”, según Inclán.
¿Cómo afectará la candidatura de Trump al futuro del Partido Republicano? La asesora del Grand Old Party admitió que es una pregunta que le hacen a menudo en los últimos meses. Pero Trump, más que como republicano, es visto “como una marca en sí mismo”, ajena a las filiaciones ideológicas tradicionales, a decir de Inclán. También dejó entrever que se rumorea que un Trump perdedor trataría enseguida de volver a la televisión, aprovechando el momento bajo que vive Fox News a raíz del escándalo de abusos sexuales de su antiguo CEO Roger Ailes.
Seguramente que más de un republicano deseará que Trump escuche pronto aquella famosa frase que con tanto orgullo profería en The Apprentice: “You’re fired!”
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