2.- La victoria del no dista de ser una victoria para la centralidad del estado británico. Bien al contrario, el resultado del referéndum es una llamada irrenunciable a una federalización del Reino Unido. Podría ser el detonante de un parlamento inglés distinto al británico de Westminster, y un apoyo al nacionalismo inglés, harto de derivar recursos a las pobres Escocia y Gales. La fallida regionalización el primer gobierno Blair podría tener una segunda vuelta de la mano de los conservadores. Las regiones inglesas como Yorkshire quieren más autogobierno, pero se oponen a crear más capas de funcionarios porque significaría derivar más recursos para la casta política. Tendrán que resolver este wishful thinking. La regionalización de Inglaterra tendrá que proceder de una manera más natural, teniendo en cuenta los condados históricos, en vez de agrupar regiones a tiralíneas como ocurre en las circunscripciones de las elecciones europeas.
3.- El Reino Unido reconoce a sus componentes como ‘naciones’. Lo lleva en su nombre, es un reino ‘unido’. Como dice Benedict Anderson, el hecho de que el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (ése es el nombre completo desde 1921) renuncie a definirse como nación “sugiere que es tanto el legado de estados dinásticos prenacionales del siglo XIX como el precursor de un orden internacionalista del siglo XXI” (2006 [1983]: 2). Reino Unido es un estado "multinacional" del que los ingleses forman parte, según dice Tony Wright en su breve introducción a la política británica (2013 [2003]: 5). En este sentido, el Reino Unido sería análogo a la Unión Europea, y ahí sí que se podría establecer un paralelismo entre la 'unidad en la diversidad' británica y la europea. De hecho, en su discurso tras el referéndum, Cameron habla claramente de “naciones”:
“El pueblo de Escocia ha hablado. El resultado está claro. Ha mantenido unido a nuestro país, formado por cuatro naciones (...) Escocia ha votado por un Parlamento escocés más fuerte, respaldado por el poder y la seguridad que ofrece el Reino Unido, y quiero felicitar a la campaña del No por haber demostrado a la gente que verdaderamente nuestras naciones están mejor juntas.”
Sin embargo, en la Televisión Española un estado multinacional es algo tan extraño que en la traducción de las palabras de Cameron las cuatro naciones pasan a ser una (véase y escúchese con atención el vídeo en la propia web de RTVE). En el caso de España el reconocimiento de Cataluña (o el País Vasco o Galicia) como nación es tabú, de ahí la utilización de términos tan ambiguos como el de “nacionalidades” en la propia Constitución.
4.- El año que viene celebraremos 200 años del Congreso de Viena, que dio lugar al Concierto Europeo, el más claro precedente de la actual Unión Europea. Hace dos siglos, los incipientes estados nación recurrían al apoyo de sus colegas europeos para solidificar sus propios estados. Quizá la Unión Europea, que oscila entre convertirse en una federación de 300 regiones y una confederación de una treintena de estados, esté revelando su querencia hacia el segundo modelo. El deseo de los nacionalistas escoceses y catalanes es el de ser una nación dentro de una federación europea con un centro en Bruselas en lugar de Londres o Madrid. Pero ha triunfado la poliarquía y el equilibrio de poderes del Concierto Europeo, al menos por ahora. Como si la unidad en la diversidad europea tuviese que probarse antes dentro de sus propios estados miembros.
5.- Decía Gerald Brenan (al que sí podríamos definir como británico, pues nació en Malta cuando ésta era parte del Imperio) en su libro sobre la Guerra Civil española que la condición normal de España es la de “una colección de repúblicas pequeñas, mutuamente hostiles o indiferentes que se sostienen unidas en una débil federación” (2003 [1943]: xv). Todo régimen republicano en España, según Brenan, “tiende ante la presión de los acontecimientos a devenir en federal y, cuanto más lejos llega su programa federal, más débil se vuelve, porque ha desprendido su poder hacia las provincias” (2003 [1943]: xviii). Curiosamente, Brenan veía en España una Europa en miniatura, comparando los intentos de unidad españoles con los europeos.
¿Qué conclusiones podemos sacar del reféndum escocés para el futuro de Europa? Dice Jan Zielonka, uno de los grandes teóricos de la integración europea, que la Unión Europea está condenada a desaparecer tal y como la conocemos. Será reemplazada por otra Europa que estará liderada por ciudades, incluso regiones, y no por estados-nación. Desaparecido el estado-nación, ¿quién ejercerá la labor de redistribución para evitar la caída en desgracia de los lugares alejados de las metrópolis? Sin duda, hará falta algo más que una ampliación de los fondos FEDER de solidaridad intraeuropea. El viejo orden se muere, que diría Gramsci. Y mientras no nace el nuevo, veremos monstruos. Quizá más de algún estado sea ya zombie sin saberlo.
Referencias:
- Anderson, B. (2006 [1983]). Imagined communities. London and New York: Verso.
- Brenan, G. (2003 [1943]). The Spanish labyrinth: The social and political background of the Spanish Civil War. Cambridge and New York: Cambridge University Press.
- Wright, A. (2013 [2003]). British politics: A very short introduction. Oxford and New York: Oxford University Press.
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