viernes, enero 27, 2006

China, Internet y democracia

Lamentablemente, más comunicación no equivale a más democracia. En los países libres la mayor disponibilidad de información (prensa, radio, televisión, Internet) no ha producido un incremento en la participación electoral. En los países dominados por regímenes totalitarios, las tecnologías de la información sin fronteras (la televisión por satélite, Internet) no han hecho apenas mella en sus sistemas de gobierno anti o pseudo-democráticos. China tiene 111 millones de internautas, pero muy pocos, quizá ninguno, pueden disfrutar de una de las grandes virtudes de la red: la información crítica y alternativa. La versión china de Google, lanzada este miércoles, es una versión mutilada del buscador original, al que se le han aplicado los filtros requeridos por el gobierno de la república popular. Curiosa contradicción la que vive el país asiático: la mayoría de los internatuas chinos navega en banda ancha, pero la información que pueden encontrar es irrelevante en términos políticos.

En los años ochenta, el politólogo Ithiel de Sola Pool (1917-1984) llamó la atención sobre el potencial de la televisión por satélite para ofrecer, a través del lenguaje claro y directo de las imágenes, modelos alternativos a los ciudadanos que vivían bajo yugos autoritarios. Si los satélites eran para de Sola Pool “tecnologías de la libertad”, ¿qué habría sido para él Internet de haberla conocido en su pleno apogeo?

El politólogo no vivió lo suficiente para comprobar que las antenas parabólicas que germinaban en tantos tejados de tantos países autoritarios no han llevado más libertad a sus ciudadanos. Los regímenes autoritarios han aprendido a convivir con estas nuevas formas de comunicación. Es más, las han domesticado hasta tal punto que las hacen jugar a su favor. Shanthi Kalathil y Taylor C. Boas lo explican magistralmente en su libro Open Networks, Closed Regimes: The Impact of the Internet on the Authoritarian Rule (2003). Tras analizar los casos de China, Cuba, Singapur, Vietnam, Burma, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Egipto, los autores concluyen que “Internet no es necesariamente una amenaza para los regímenes totalitarios. Ciertos usos de Internet representan auténticos desafíos para los gobiernos autoritarios, y esos usos podrían contribuir a un cambio político en el futuro. Sin embargo, otros usos de Internet refuerzan el gobierno autoritario, y muchos regímenes autoritarios están promoviendo de una forma proactiva el desarrollo de una Internet que sirve los intereses del estado en vez de desafiarlos.” (cita tomada del Capítulo 1).

Cambio político

China es, en muchos sentidos, un gran experimento. Su creciente consumo de petróleo ha encarecido el precio mundial del crudo. La construcción de la Presa de las Tres Gargantas en el curso del río Yangtsé, cuyo remate se prevé para el año 2009, ha desabastecido temporalmente los mercados mundiales del acero. La enormidad del gigante chino se hace cada día más evidente. Hace unas semanas se publicaba la noticia de que China había sobrepasado a Estados Unidos como primer país mundial en exportación de productos tecnológicos.

Los partidarios del determinismo económico creen que si el país sigue creciendo, si sus ciudadanos consiguen un nivel de riqueza aceptable, la democracia vendrá por sí sola. La apertura al mercado global de capitales sería ya de por sí una fuerza democratizadora. Sin embargo, aunque es cierto que el mundo no ha conocido una democracia auténtica sin capitalismo ni propiedad privada, la existencia de éstos no garantiza un gobierno democrático. Sorprendentemente, la vía intermedia del semi-autoritarismo ha resultado todo un éxito, hasta el punto de que el mayor peligro para la libertad mundial ya no proviene de los regímenes más fundamentalistas, sino de esos sistemas híbridos en los que las dictaduras se disfrazan con el rostro amable de la democracia. Esa es la tesis central del libro Democracy Challenged: The Rise of Semi-Authoritarianism (2003), cuya autora, Marina Ottaway, analiza los casos de Egipto, Azerbayán, Venezuela, Senegal y Croacia como paradigmas de este tipo de pseudo-democracias. Claro que habrá quien cuestione el estado actual de las democracias occidentales e incluso las compare a estos regímenes semi-autoritarios. El historiador John Luckacs ha dado recientemente a la imprenta el libro Democracy and Populism (2005), en el que critica la deriva demagógica y populista de las democracias teóricamente más avanzadas.

Internet va a jugar un gran papel en el cambio político en China, pero no va a precipitar la caída inmediata del régimen comunista, a decir de Kalathil y Boas. Por ahora, lo que sabemos es que miles de chinos han usado sus teléfonos móviles para votar por su cantante favorito en su versión de Operación Triunfo. Este es el mayor servicio que la tecnología ha rendido a la democracia china hasta la fecha. Ojalá continúe el experimento.


Lecturas recomendadas:

Shanthi Kalathil, Taylor C. Boas. 2003. Open Networks, Closed Regimes: The Impact of the Internet on Authoritarian Rule. Washington, D.C.: Carnegie Endowment for International Peace.

Chapter 1 — The Conventional Wisdom: What Lies Beneath?

Chapter 2 — Wired for Modernization in China

Marina
Ottaway. 2003. Democracy Challenged: The Rise of Semi-Authoritarianism. Washington, D.C.: Carnegie Endowment for International Peace.

Ithiel de Sola Pool. 1984. Technologies of Freedom. Cambridge, Massachusetts: Belknap Press

Ithiel de Sola Pool. 1990. Technologies without Boundaries: On Telecommunications in a Global Age. Cambridge, Massachusetts: Harvard University Press

John Lukacs. 2005. Democracy and Populism: Fear and Hatred. New Haven: Yale University Press.


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jueves, enero 05, 2006

Diarios de motocicleta

El Subcomandante Marcos, el líder enmascarado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que lucha desde hace doce años por el reconocimiento de las poblaciones indígenas del estado mexicano de Chiapas, ha iniciado una ruta en motocicleta que discurrirá paralela al desarrollo de la campaña electoral de ese país.

Marcos se hace llamar ahora Subdelegado Zero. A pesar de negar hacer campaña por partido alguno, y a pesar de haber optado por no participar de una manera formal en las elecciones, llama la atención ese deseo por relegar a un segundo plano el apelativo de “subcomandante”, de tintes belicistas. “Subdelegado Zero” es una expresión un tanto oximorónica. Por una parte, alude a la representación política (“subdelegado”), y por la otra, se opone al juego político formal negándose a ocupar un número dentro del sistema, optando por el “cero.”

El Subcomandante presentó “La Otra Campaña” el día de Año Nuevo en la ciudad de San Cristóbal de las Casas. A Marcos siempre se le comparó con el Ché Guevara, y la decisión de encabezar un tour subido a una moto, tal y como el propio Ché hizo en su viaje iniciático por América del Sur, demuestra que Marcos está dispuesto a recoger los réditos mediáticos de la exitosa película Diarios de Motocicleta (2004).

De nuevo, Marcos sorprende por su estrategia de comunicación política. Su propia imagen es una no-imagen. Como él mismo ha declarado, su máscara es, paradójicamente, lo que le da visibilidad, a él y a su movimiento. Y la presencia zapatista en Internet, que ha permitido al EZLN construír una red de solidaridad internacional, es uno de los más claros ejemplos de ciberactivismo político.

Marcos ya había encabezado una sonora marcha zapatista en 2001. Por aquel entonces el Subcomandante no necesitaba de referentes mediáticos. Se sobraba y se bastaba él mismo. Ahora el líder enmascarado ha optado por apoyarse en un referente cinematográfico. Se ha apuntado, incluso, a la moda de los blogs. Sus diarios de motocicleta se escriben en la bitácora de La Otra Campaña. La vida, una vez más, imita al arte.

Lecturas recomendadas:

Nathalie Malinarich. 11 de marzo de 2001. “Profile: The Zapatistas' mysterious leader.” BBC News Online.

María Garrido y Alexander Halavais. 2003. “Mapping Networks of Support for the Zapatista Movement: Applying Social-Networks Analysis to Study Contemporary Social Movements”. En Cyberactivism: Online Activism in Theory and Practice, editado por Martha McCaughey y Michael D. Ayers. Nueva York: Routledge.

Ernesto Reyes. 3 de enero de 2006. “La otra campaña”. Noticias de Oaxaca.

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martes, enero 03, 2006

Lo común, lo real y lo honesto

El presidente de Brasil, Luiz Ignacio Lula da Silva, basó su triunfo electoral en las mismas bazas que encumbran a los ganadores de reality-shows como Big Brother (Gran Hermano): lo común, lo real y lo honesto. Así lo interpreta el semiólogo Fernando Andacht en una entrevista para una radio uruguaya. Destacamos aquí un par de citas:

Un investigador inglés, John Conner [...] dice que la fascinación, el menú de los “reality shows”, bajo cualquiera de sus formatos –que hoy son la paleta entera del arco iris–, está en lo común, lo real y lo honesto. Piensen en eso y vamos a Lula: lo común, lo real y lo honesto, esos son los tres ingredientes del menú básico. Piensen en el ascenso de un “pão de arara”, que es uno de esos camiones horribles que llevaban a los migrantes nordestinos –camiones destartalados– en ese viaje del terrible “sertão”, el desierto, que uno ve en películas, en documentales. Hay hasta literatura, como la de Guimarães Rosa. Clásicos modernos brasileños, que cuentan las penurias de vivir en ese lugar, que produce viajes de ascenso como el de Lula. Porque si lo piensan como ascenso social es increíble: un tipo de madre analfabeta, como él no se cansa de repetir. Es interesante ver todas las evocaciones que ha hecho en este año de esta especie de `vía crucis´ terrible que les ha tocado a él, a su partido, a toda la plana mayor, que cayó entera prácticamente. Yo lo comparaba, fijate qué azar: con quien gana el último “Big Brother” de Brasil...

Yo intento demostrar en un texto cómo el ascenso irresistible de Lula tuvo mucho que ver con lo que hace el éxito de todos estos reality shows, que yo le llamo la transpiración o el sudor semiótico. ¿En qué consiste? Vos como especialista en el discurso político vas a tener que admitir que cada vez más las campañas y los grandes gestos –estoy pensando en cuando Tabaré era intendente, aquel parto de una elefanta en Villa Dolores, esos bellos gestos del marketing– tienen que ver cada vez menos y van a tener que ver cada vez menos con la palabra, la palabra tradicional, aquellos discursos, la oratoria, y mucho más que ver con lo que los medios audiovisuales nos traen, que es el cuerpo, es decir cómo vos gestionás toda tu expresividad, toda tu espontaneidad, porque, obviamente, esto se va aprendiendo.