miércoles, mayo 26, 2010

Puro teatro



Los investigadores tenemos reglas muy claras para presentar los resultados de nuestros estudios: empezamos con la introducción, la revisión de la literatura y el enunciado de las hipótesis; pasamos luego a la explicación del método, al análisis y a la interpretación de resultados, concluyendo con el reconocimiento de las limitaciones del estudio, y sugiriendo ideas para futuras investigaciones. No obstante, la tradición cualitativa heredera de la Escuela de Sociología de Chicago siempre ha insistido en la necesidad de que los informes antropológicos sean tan amenos como una novela. No en vano, el padre de dicha escuela, Robert Park, era reportero urbano de vocación y ponía títulos netamente periodísticos a las investigaciones sociológicas de sus colegas. Así lo recuerda Rolf Lindner en su delicioso ensayo The Reportage of urban culture: Robert Park and the Chicago School (Cambridge University Press, 1996), cuya lectura recomendamos encarecidamente.

El profesor Stephen Coleman, de la Universidad de Leeds, en colaboración con su colega Steve Bottoms, profesor de Teatro en la misma institución, ha ido un paso más allá. Está presentando los resultados de su investigación sobre las razones ciudadanas para la participación política en forma de obra de teatro. Así, las entrevistas con gentes de las más diversas condiciones (desde presidiarios a madres solteras, pasando por hombres de negocios o miembros de un club de golf) se dramatizan para el público en la obra Counted, que se representa estos días en la West Yorkshire Playhouse de la ciudad de Leeds, tras su estreno en Londres el pasado 15 de abril, en vísperas de las elecciones británicas.

La investigación de Coleman se publicará en forma de libro el año que viene, pero el profesor ya ha avanzado algunas de sus conclusiones en The Guardian: “Es sólo cuando la gente cree que puede cambiar las cosas a través de sus palabras, sus acciones y sus votos que la democracia adquiere un significado práctico.” Además, los ciudadanos sienten que el mero voto “es una conexión muy débil entre ellos y las personas que dicen representarlos.” Quieren algo más que “la posibilidad de marcar una cruz en un trozo de papel”, desean “información más fiable, oportunidades para la discusión pública, y participación en el diseño de las políticas públicas.” La democracia, sentencia Coleman, “no consiste sólo en estructuras, mecanismos y reglas, sino también en la sensación de ser reconocido y en la recompensa psicológica de tener la misma voz que los demás.”

El teatro ha sido desde sus inicios una válvula de escape para la denuncia social. Obras como Counted demuestran que también puede ser un vehículo original para la presentación de los resultados de una investigación etnográfica.

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1 comentario:

JLV dijo...

Paco, interesantísimo lo que nos das a conocer. Para mí, que he estado ligado a la dramaturgia y ahora me dedico a investigar, esto que cuentas revela el intento de democratizar el conocimiento. Creo que la nuestras investigaciones deberían ir adaptándose a un modo de producción que asegurase por una parte el examen de los pares, pero por otra, en un lenguaje mucho más accesible, teatral o cinematográfico, el examen de los no-expertos (si se los puede llamar así). Gracias por el post. Lo anunciaré en ProPolis. Un abrazo.