Joe Lieberman, candidato a la vicepresidencia de los Estados Unidos hace seis años, ha sido derrotado en elecciones primarias del partido demócrata en Connecticut, el estado por el que aspiraba a renovar su cargo como senador. Lieberman ha perdido frente a Ned Lamont, multimillonario antibelicista que ha contado con el apoyo de las Net-Roots, los activistas políticos que utilizan Internet para sufragar los costes de campaña y reclutar voluntarios. La revista Time afirma que las Net-Roots ejercen ya un poder determinante dentro del partido demócrata: “Los resultados de estas elecciones primarias significan que las Net-Roots deben ser tratadas por los líderes demócratas como otro grupo de interés más dentro del partido: los grupos a favor del derecho al aborto, los afroamericanos o los sindicatos.”
Prácticamente desconocido hace seis meses, Lamont ha derrotado a todo un candidato a la vicepresidencia. Tras la euforia inicial, los análisis más pausados tratan de relativizar el poder de los activistas de Internet. Gran parte de su victoria se podría deber al sentimiento antibelicista entre los votantes demócratas (compartido por dos tercios de la población general), a los propios recursos económicos del candidato (Lamont es biznieto de uno de los socios fundadores de la banca Morgan y se gastó 4 millones de dólares de su bolsillo), o a la férrea organización de campo coordinada por el veterano Tow Swan. En cualquier caso, los seguidores de Moveon y Democracy for America (DFA) ya tienen un trofeo de envergadura que lucir en sus vitrinas.
La campaña de Lamont ha tomado nota de las lecciones de Howard Dean, examinadas magistralmente por Matthew Hindman en su tesis doctoral sobre el impacto de la red en la política norteamericana: Internet no sirve para movilizar a los indecisos, pero es un medio excepcional para captar donaciones (en dólares y en minutos de tiempo libre) entre los simpatizantes del partido o los votantes radicalizados por su oposición a la guerra de Irak. La clave del éxito no está en una campaña exclusivamente digital, sino en la combinación de lo virtual y lo real. La red sirve para establecer un primer contacto con el potencial militante, y son los encuentros cara a cara, las “house parties” de Moveon y los “linkups” de DFA, los que fidelizan al simpatizante hasta convertirlo en activista.
La batalla, pues, se juega en dos frentes, y simultáneamente:
En Internet. Votantes demócratas de todo Estados Unidos pueden hacer donaciones para campañas locales de gran impacto simbólico. La red, en este sentido, ha renacionalizado la política norteamericana. Organizaciones como Moveon y DFA, con cientos de capítulos locales repartidos por toda la geografía estadounidense, sólo encuentran parangón en las grandes organizaciones nacionales de finales del siglo XIX. Internet se ha puesto al servicio de la revitalización política en Estados Unidos.
En la calle. Las fiestas y encuentros de voluntarios son fundamentales. Irónicamente, sus asistentes no se habrían conocido de no ser por Internet --la red ejerce la función de filtro al hacer coincidir personas con un mismo interés-- , pero el efecto de sus acciones sería limitadísimo si sus actividades se ciñiesen a escribir blogs o donar unos pocos dólares con su tarjeta de crédito. Internet sirve para convocar a los voluntarios locales (y a los que quieren venir desde otros estados) para peinar los barrios y llamar a las puertas de aquellos votantes demócratas ajenos a los debates de los internautas. De ahí que el Washington Post hable de una combinación de las nuevas “Net-Roots” y las tradicionales “Grass-Roots” como explicación más completa y plausible para la sorprendente victoria de Lamont.
Hillary Clinton, que apoyó a Lieberman y no es precisamente santo de devoción entre la blogosfera progresista norteamericana, ya ha tomado nota. Con la vista puesta en su posible candidatura presidencial para dentro de dos años, la senadora neoyorkina ha pedido la dimisión del secretario de defensa Donald Rumsfeld para distanciarse de su pasado pro-belicista (la ex primera dama votó a favor de la invasión de Irak) y ha reclutado a un experto en tecno-política. Las Net-roots, que habían dado mucho que hablar pero habían proporcionado pocos resultados concretos, han conseguido su primera victoria tangible.
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