A juicio de Curran, son siete las limitaciones que impiden a la Red alcanzar el calificativo de global:
- Solo el 30 por ciento de la población mundial tiene acceso a Internet.
- Más de dos tercios de las páginas web están en inglés, pero solo una cuarta parte de la humanidad habla este idioma de manera fluida.
- Como consecuencia de lo anterior, aquellos que no sean capaces de comunicarse en inglés tienen pocas posibilidades para hacerse oír en la Red.
- El mundo sigue dividido por valores culturales y morales. Internet no ha servido para erradicar las discriminaciones por sexo, raza o religión sino que, paradójicamente, también ha servido para promoverlas.
- Pese al teórico alcance global de Internet, el consumo de noticias sigue siendo fundamentalmente nacional y local. En los países en que más noticias internacionales se difunden, la proporción de éstas sobre el total de noticias no pasa del 30 por ciento.
- Los gobiernos nacionales y los regímenes autoritarios han conseguido controlar Internet. Lo hacen mediante múltiples mecanismos, desde el límite de licencias a los proveedores de acceso a la Red a la censura de contenidos.
- Los internautas que participan en política no son representativos de la población general. Los políticamente activos suelen tener un nivel educativo y de renta muy superior al de la población en general.
Curran también desmitificó el papel de Internet en la Primavera Árabe, afirmando que el índice de penetración de Internet en los países autoritarios no está relacionado con la proliferación de revoluciones anti-gubernamentales. Incluso el caso más paradigmático del llamado periodismo ciudadano, el portal coreano OhMyNews, tiene más que ver con una protesta generacional contra la corrupción que con el medio en sí, ya que la web perdió fuelle en cuanto cambió el gobierno.
Curran terminó su intervención estableciendo un paralelismo entre la promesa utópica de los periódicos e Internet. Al parecer, en el siglo XIX se pensaba que los periódicos contribuirían a fomentar una sociedad más educada y racional. En aquel momento, como ocurre ahora con Internet, los “periódicos” se escribían con letra mayúscula (“Newspaper Press”). Quizá sea hora, sugiere Curran, de escribir Internet con minúscula (“internet”).
Todas estas reflexiones están contenidas en el reciente libro Misunderstanding the Internet, escrito por Curran en colaboración con Natalie Fenton y Des Freedman (Routledge, 2012).
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